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בס"ד
ELIAHU HANAVI LLORO
“Y en el octavo día le
harás el Brit Mila”
(Vaikra
12,3)
Esta ley, ya le fue dada a Abraham Avinu (Bereshit 17,12).
Entonces, ¿qué viene a agregarnos otra vez en nuestra perasha?: en el octavo
día…, aunque sea en Shabat (Shabat 132a).
Y el Midrash nos trae un ejemplo: dos
ministros se presentaron frente al rey, y nosotros no sabemos cuál de los dos
es más importante. Pero cuando vemos que uno le ofrece al otro adelantarse,
entendemos que el que se adelanta es más grande que el que quedó atrás.
Así, sabemos que el Shabat tiene un “peso” equivalente a toda la Tora (Ierushalmi,
Berajot 1,5), y el Brit Mila es muy grande, porque fue atado a la Tora
con trece pactos (Nedarim 31a). Y nosotros no sabemos quién es
más importante. Cuando vemos que el Brit Mila “empuja” al Shabat (o sea que
hacemos Brit Mila en Shabat), sabemos que el Brit Mila es más importante…
Estudiamos, entonces, que el Shabat es nuestro testimonio, que Hakadosh
Baruj Hu creó los cielos y la tierra. El Brit Mila es la señal que dice que
somos sus servidores, firmado y sellado. Y debemos saber que no alcanza con
reconocer que Hashem creó el mundo, sino que es absolutamente necesario ser sus
siervos, que cuidan sus preceptos, ya que para eso estamos en este mundo.
Ocurrió que una mujer que no cumplía con la Tora, llamó a
un Mohel, llamado rabi Abraham, para que vaya a su casa y le haga el Brit Mila
a su hijo.
El Mohel llegó a la casa, golpeó la puerta y le preguntó a la dueña de
casa dónde iba a realizarse el Brit Mila. Para su sorpresa, la mujer le dijo:
aquí, en mi casa.
El Mohel entró y comprobó que la casa estaba vacía. No había nadie. Su
asombro aumentaba. La mujer, al ver el rostro del Mohel, le explicó que ellos
no eran religiosos, y a decir verdad, jamás habían pensado, ni ella ni su
esposo, hacerles el Brit Mila a sus hijos. Estaban tan lejos del cumplimiento
de la Tora, y hasta podían autocalificarse como “anti religiosos”.
Pero, alguien los aconsejó: si no le hacen el Brit Mila a los hijos,
cuando crezcan, ellos se verán “diferentes”. Al crecer sentirán vergüenza de
ser distintos a sus amigos. Por eso decidimos llamarlo…
El Mohel estaba más sorprendido. Ella le dijo que su marido se había ido
a trabajar. Y ella también debía irse. Por lo que ella sabía, se trataba de una
pequeña operación, así que no era necesaria su presencia. La niñera debía
llegar en la próxima media hora…
El bebé dormía profundamente. Tenía
dos meses, y se llamaba Iuval. En unos minutos la madre se fue, y el Mohel
quedó solo con el pequeño Iuval.
Un Brit Mila en una casa vacía, ¿quién escuchó algo así? Pero rabi
Abraham no perdió el tiempo. Sabía que debía apurarse antes de que alguien se
arrepienta. Ordenó todos los instrumentos para realizar el Brit. Se preparó
mentalmente. Un bebé de dos meses necesita un trato especial, no es lo mismo
que un recién nacido. Lo despertó con delicadeza y lo preparó para el Brit.
Rabi Abraham sería el Mohel y también el “Sandak”. Realizó el Brit en
forma muy profesional. Se honró a sí mismo con las bendiciones, y cuando llegó
el momento de nombrar al bebé, lo llamó Iuval, como lo llamaron los padres.
El bebé empezó a llorar. Acarició
al bebé, lo bendijo, y esperaba que pronto llegue la niñera. Por algún motivo,
la niñera se atrasaba, y el Mohel comenzó a perder la paciencia. Miraba el
reloj una y otra vez. Nada. La casa estaba desierta. Y lo peor, no sabía a
quién llamar…
Ahora el bebé lloraba de hambre. Rabi Abraham fue a la cocina y no
encontró comida para bebés. Intentaba calmar al bebé, pero lo único que lo
calmaría sería algo para comer. Rabi Abraham también estalló en llanto. El
lloraba por el bebé y por su situación indefinida, además de la realidad de la
desconexión de los padres con nuestro Creador. Lloraba por esos padres que no
vivían como iehudim. Lloraba y lloraba pidiendo piedad por este niño, que a
pesar de vivir en una casa “anti religiosa”, tenga el mérito de crecer en Tora…
Y llegó la niñera, que se asustó al ver a un hombre mayor, junto al
bebé, y los dos llorando. Ella se disculpó por la tardanza, que fue de una hora
y media. El le explicó quién era, y se despidió…
Pasaron trece años, y para ese entonces, rabi
Abraham ya era un Mohel renombrado y exitoso. Un día, suena el teléfono y una
señora pide por él. Le dice el nombre y le pregunta si la recuerda. En un
primer momento, no recordó, y pidió que lo ayude a recordar. Ella le contó que
trece años atrás él fue llamado para hacer el Brit Mila de Iuval. Enseguida
rabi Abraham recordó, un Brit Mila así no se puede olvidar…
El Mohel preguntó cómo estaba el muchacho y la mujer le dijo que
justamente ese era el motivo del llamado. ¿Acaso pasó algo?, preguntó.
Hay problemas, contestó la mujer, pero no lo que usted piensa. Ella le
pidió que vuelva a visitar su casa, después de trece años.
El Mohel sentía cierta responsabilidad, por haber sido el ejecutor del
Brit Mila, y decidió aceptar la invitación. Una casa de millonarios en
materialidad pero pobres de espíritu.
La mujer le habló del hijo, que en los últimos tiempos había cambiado
mucho. No quería ir a la escuela porque allí le enseñaban tonterías. ¡El
quiere ser religioso! ¿Cómo puede ser que nuestro hijo, criado en este
ambiente, de repente quiera esto?
La madre le contó que ya pelearon con él, pero cuanto más pelean, más se
afirma en su postura. Además, le exige a sus padres que cuiden el Shabat, que
coman Kasher, y quiere ingresar a estudiar en una Ieshiva.
Ya lo han llevado a psicólogos y psiquiatras, y todos confirman que está
completamente normal, y que esa es su voluntad, ser religioso.
Todos nos han aconsejado a no pelear con él. Nosotros amamos a nuestro hijo, por eso usted está ahora
aquí. Porque usted es la única persona religiosa con la que hemos tenido
contacto…
Rabi Abraham le preguntó por qué lo habían elegido a él como Mohel.
Porque usted es el primero en la agenda telefónica, su nombre comienza
con “alef”.
Rabi Abraham se encargó del niño, lo hizo ingresar en una Ieshiva, y al
poco tiempo, Iuval demostró sus condiciones. Su constancia y empuje lo
convirtieron en pocos años en un gran Talmid Jajam.
Un día rabi Abraham se encontró con un rab
“mekubal” (estudioso de Kabala). Le preguntó cómo podía ser
que un niño criado en una casa “vacía”, se haya convertido en un gran sabio. El
rab le preguntó qué ocurrió el día del Brit Mila. Y el Mohel le contó todo,
hasta que ambos, él y el bebé, quedaron llorando solos.
No estaban solos, dijo el rab. Eliahu Hanavi también estaba allí, y
cuando los dos lloraron, Eliahu Hanavi también lloró. Eso quedó muy marcado en
el Cielo, y debes saber que una oración con llanto en el momento del Brit Mila
puede provocar grandes cosas…
Traducido del libro Emuna Shlomo.
Leiluy Nishmat
Israel Ben Shloime z”l
Lea (Luisa) Bat Rosa Aleha Hashalom
Iemima Bat Abraham Avinu Aleha Hashalom
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