Una vez, cuando el Jafetz Jaim (Rabí
Israel Meir Hacohén, 1839 - 1933) estaba en la ciudad de Viena, una persona
distinguida llegó hasta la casa en donde él se estaba hospedando
para hacerle una pregunta importante. En ese momento el Jafetz Jaim estaba en
medio de su comida, y el dueño de la casa decidió invitar al visitante
a comer con ellos, y le aseguró que al finalizar la comida, él
le podría hacer su pregunta al Jafetz Jaim.
Mientras tanto, el Jafetz Jaim estaba
recitando el Salmo 23, como solía hacer cuando comía. Cuando terminó
de decir el último versículo: "Pero la bondad y la benevolencia
me perseguirán todos los días de mi vida, y yo me sentaré
en la casa de D'os por largos días", el Jafetz Jaim se dirigió
al invitado, a quien él no conocía, y le preguntó: "¿No
es asombroso que el Rey David diga: 'Pero la bondad y la benevolencia me perseguirán'?,
pues comunmente asesinos y ladrones son los que persiguen a la persona, pero
¿cuándo es que la bondad y la benevolencia la persiguen?
"Nosotros podemos aprender de
esto" - continuó el Jafetz Jaim - "que a la persona que está
ocupada haciendo actos de bondad y caridad, pued e parecerle que la bondad y
la benevolencia realmente lo están persiguiendo, puesto qu e para dedicarse
a esas obras de bien él debe invertir dinero o debe sacarle tiempo a
su trabajo, y su iétzer hará (impulso del mal) intenta convencerlo
de que deje de hacer buenas acciones".
"¿Qué es lo que
la persona debe hacer entonces?" - volvió a preguntar el Jafetz
Jaim, a lo que respondió: "El Rey David le dice al hombre que en
ese caso él le debe rezar a D'os para que la bondad y la benevolencia
continuen persiguiéndolo el resto de su vida, para que de esa forma él
pueda continuar haciendo actos de bondad y caridad. Él debe saber que
si él hace eso, entonces D'os le permitirá concretar aquello que
es prometido al final del versículo: 'y yo me sentaré en la casa
de D'os por largos días'".
Cuando el invitado escuchó
sus palabras, se levantó para retirarse, agredeciendo a su anfitrión
y lo saludó. El anfitrión se quedó muy asombrado, y le
preguntó al invitado por qué es que decidió irse antes
de hacerle su pregunta al Jafetz Jaim. El invitado le explicó:
"El Jafetz Jaim me ha respondido
sin que yo le preguntara nada. Hace algunos años, yo establecí
un guemaj (centro de benevolencia) en mi ciudad, y en esta última época
mi mujer se ha estado quejando de que la benevolencia que yo hago con los demás
me está causando pérdidas en mis negocios, y que además
me saca mucho de mi tiempo. Ella quiere que yo le pase el guemaj a otra persona,
pero yo no quiero hacer eso, y es por eso que decidimos preguntarle al Jafetz
Jaim qué hacer al respecto. Pero ahora el Jafetz Jaim ha contestado a
mi pregunta, diciendo que incluso si la persona ya ha hecho actos de bondad
y caridad en el pasado, ésto no es una excusa para dejar de hacerlos,
y se debe continuar con ellos. Y es por eso que ahora yo quiero regresar rápido
a mi casa para contarle esto a mi mujer".