Rav Shlomo Wiener
Para Reflexionar Juntos

¿Desgracias? ...

¿Por qué le suceden desgracias a gente buena?   No hablamos del sufrimiento normal que experimenta todo ser humano durante su vida, nos referimos al sufrimiento extremo, es decir, muerte prematura (de niños chicos, por ejemplo), gente que nace retardada o lisiada, o
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¿Por qué le suceden desgracias a gente buena?

 

No hablamos del sufrimiento normal que experimenta todo ser humano durante su vida, nos referimos al sufrimiento extremo, es decir, muerte prematura (de niños chicos, por ejemplo), gente que nace retardada o lisiada, o incluso desgracias como el holocausto de la judería europea en el que murieron seis millones de judíos.

 No se puede responder a esta interrogante con una respuesta corta y precisa. Sólo nos es posible entregarles una esquematización general que les permitirá comprender y asumir mejor estas situaciones. Sé que esto es frustrante para muchos de ustedes, porque aquellos que han sufrido buscan "la respuesta" que les permita olvidar su dolor.

 Nuestra forma de abordar al tema del dolor y del sufrimiento humano sólo nos ofrece pautas para poder entender mejor nuestras aflicciones. No podemos entregar una fórmula capaz de mitigar el dolor, pero sí una perspectiva diferente que nos ayudará a soportarlo mucho mejor.

 

Existencia de vida después de la muerte

Desde el punto de vista judío, el hombre es una unidad psicosomática, es decir, en él se distinguen nítidamente el cuerpo y el alma. Por supuesto que es mucho más simple comprender y conceptuar el cuerpo. Todos podemos sentirlo y verlo mirándonos diariamente al espejo. Es algo tan fácil que no podemos dudar de su existencia. De hecho, uno tendría que estar loco como para pensar que su cuerpo no existe.

 El alma, sin embargo, es un asunto totalmente diferente. Al ser una entidad espiritual, no física, no podemos observarla con nuestros cinco sentidos físicos, y esto nos hace poner en duda su existencia. ¿Alguien ha visto acaso alguna vez el alma? ¿La ha tocado? Como obtendremos obviamente una respuesta negativa, tendremos que buscar otras sendas para confirmar su existencia.

 Según el judaísmo, percibimos nuestra alma mediante sus actos y actividades. Veamos el ejemplo siguiente; nos permitirá aclarar este punto...

 Casi todos concordarán conmigo que el escuchar buena música es uno de los placeres más sublimes de nuestra vida. Ahora bien, si analizamos detenidamente este punto, nos damos cuenta de que es un placer poco usual. Si las notas tienen una secuencia melódica, el oyente experimenta gran placer. Si por el contrario hay aunque sea una nota desafinada, este placer se convertirá en agonía. Veamos qué parte de la persona experimenta el placer y cuál siente el dolor. No podemos decir que el oído siente el placer, porque éste no puede distinguir el orden en que van escritas las notas. Sólo actúa como receptor de las ondas sonoras que recibimos. Tampoco podemos decir que el placer lo experimenta el cerebro. Para ello bastaría un masaje suave, un poco de calor o un pequeño estímulo en la cabeza. Pero, en realidad, es muy poco probable que una sincronización musical armoniosa sea agradable para esa masa gelatinosa conocida como cerebro humano. Para el judaísmo, éste es un placer del alma, de la parte espiritual de nuestro ser.

 De hecho, desde un punto de vista judío, el verdadero amor es un placer del alma y no únicamente una atracción física entre dos personas. Si así fuese, se desvanecería muy pronto, mientras que el "amor del alma" perdura y va enriqueciéndose con el tiempo. Podríamos tratar muchos otros puntos de este tema "cuerpo y alma", pero si seguimos profundizando no terminaremos jamás este artículo.

 Al morir una persona, todos sabemos muy bien qué pasa con su cuerpo. Como dice la Tora, "Volverás a la tierra pues de ella fuiste sacado" (Bereshit III:19). Como el cuerpo es una entidad física retorna a la tierra, la mayor expresión física del mundo. Pero surge entonces el interrogante siguiente, "¿qué sucede con el alma después de la muerte? ¿Dónde queda? ¿Qué hace?

 El judaísmo responde que el alma también vuelve a su origen, es decir, a D's. Con esto comprendemos que el alma sigue "viva" después de la muerte en paz, serena, en un lugar que los cabalistas denominan "El mundo de las almas" (majtzevet hanesamot) u "Olam Haba" (Mundo Venidero) como se conoce en términos más comunes. El creer en la existencia de vida después de la muerte (para el alma) es uno de los fundamentos de la fe judía y nos ayudará mucho a comprender el papel del sufrimiento en nuestro mundo.

 De hecho, el Talmud menciona más de 250 veces la existencia de vida después de la muerte. Eso muestra claramente que es uno de los principios básicos de nuestra fe. El RaMBa"M (Siglas de Rabino Moshé Ben Maimón, gran erudito del siglo XI, conocido también como Maimónides) también considera esa creencia en la vida después de la muerte como uno de los trece fundamentos de la fe judía. (Rabeinu HaAri en el libro escrito por su alumno Rav Jayim Vital, Shaar Haguilgulim, trata todo este tema profundamente segun la Kabalá)

 Para mostrar esta creencia en el mundo venidero hemos sacado los siguientes ejemplos del Talmud:

1)    "Este mundo puede compararse a una antesala (vestíbulo) en relación al Mundo Venidero. Prepárate en la antesala para poder entrar al palacio." (Avot 4:21)

 

Este pasaje del Talmud confirma la existencia de vida después de la muerte (el Mundo Venidero). Con esta comparación, se establece claramente que los placeres del Mundo Venidero son mucho más sublimes que los del mundo físico. Profundizaremos este punto en párrafos posteriores.

2)    "Todo judío tiene un lugar en el Mundo Venidero." (Sanhedrín 90a)

 

En esta aseveración el Talmud afirma que todo judío vive después de muerto y entra al "mundo de las almas". Sin embargo, más adelante el Talmud especifica que un judío puede perder su lugar en el Mundo Venidero si comete crímenes horrendos. Pero todo judío tiene su parte en el Mundo Venidero y casi todos llegan a alcanzarla.

3)    "En este mundo, cuando un judío cumple con un mandamiento de la Tora, no conoce su recompensa. Al ver la recompensa que tendrá en el Mundo Venidero por cumplir un mandamiento quedará pasmado. Porque este mundo no es lo suficientemente grande como para recibir tanta recompensa." (Shemot Raba 30:22)

 

En este tercer ejemplo, el Midrash confirma la existencia de vida después de la muerte, y se refiere a ella como a un lugar de gran placer. Como dijimos anteriormente, hay más de 250 ejemplos así en el Talmud, pero sólo ilustraremos este punto con estos tres pasajes.

Por lo tanto, desde una perspectiva judía, siempre habrá un Mundo Venidero, incluso para aquél que sufra extremadamente en este mundo. Aunque nuestra parte física vuelve a ser polvo, el alma perdura en un mundo de placeres espirituales eternos.

 Además, la Tora nos advierte que el "mundo de las almas" es mucho más agradable que nuestro mundo físico, en todo aspecto.

 De hecho, la Kabalá sostiene que todos los placeres de este mundo no podrían ni siquiera compararse a un momento único de placer espiritual en el "mundo de las almas". Este Mundo Venidero nos ofrece también otra ventaja: allí tendremos un placer y regocijo eternos, a diferencia de nuestro mundo en que sólo son efímeros. Por ende, concluimos que el mundo de las almas es muy superior a nuestro mundo físico fundamentalmente por dos razones: el placer es más intenso y, además, perdura por siempre.

 El Talmud nos dice que no todos se benefician de un mismo goce espiritual en el Mundo Venidero. Algunos reciben los niveles más sublimes de goce mientras que otros obtienen niveles inferiores. La Kabalá nos explica que el nivel de goce espiritual que se logra en el "mundo de las almas" corresponde a la calidad de las buenas acciones que la persona haya realizado en este mundo. Mientras mejores sean sus acciones en este mundo, mejor será su lugar en el Mundo Venidero. Agrega que la gente se siente extremadamente celosa y avergonzada hasta quemarse cuando ve que sus amigos alcanzan niveles más elevados en el "Mundo de las Almas". (Por efecto del rigor del juicio, como lo afirman los sabios.)

 Como existen muchos niveles de goce espiritual en el "mundo de las almas", la Kabalá advierte que algunas personas sufren en nuestro mundo físico para recibir una mejor recompensa en el otro mundo. Es decir, son poco recompensados en el mundo físico para obtener una mejor recompensa en el Mundo Venidero.

 Ésta no es una decisión que el individuo tome por sí mismo conscientemente, sino está predeterminada por D's. Vemos claramente que algunos tienen vidas bastante "fáciles" en este mundo físico, mientras que otros sufren mucho. Según la Tora, aquellos que tienen una vida difícil en este mundo consiguen mayor placer espiritual en el Mundo Venidero que si hubiesen llevado una vida simple. Esto no significa que si una persona sufre en este mundo tendrá un lugar privilegiado asegurado en el otro mundo, sino que podrá mejorar la porción que habría recibido mediante el sufrimiento, según la calidad de sus actos. Es decir, el sufrimiento puede ayudarnos a obtener un lugar mejor en el Mundo Venidero.

 Nos hacemos entonces la siguiente pregunta: "¿Cómo determina D's quién tendrá una vida "fácil" y quién una más difícil?" Si lo que hemos planteado hasta ahora es cierto, aquellos que sufren en este mundo no "pierden nada", puesto que recibirán una mejor recompensa en el Mundo Venidero. Pero aún seguimos preguntándonos cómo puede D's tomar tal determinación.

 En el Tratado Brajot el Talmud nos dice que nuestro gran profeta Moisés hizo la misma pregunta a D's, y que Éste le contestó que esas cosas trascendían la capacidad de comprensión del ser humano. Con esto, D's respondía a Moisés que esta cuestión seguiría siendo un asunto no claro al intelecto humano. Sin embargo, sí podemos comprender cómo funcionan los mecanismos básicos del sufrimiento en este mundo, entendiendo que el sufrimiento está destinado al hombre para elevar su nivel de goce espiritual en el Mundo Venidero. Mas, la comprensión de los casos específicos de sufrimiento muchas veces está fuera de nuestro alcance y su justicia pertenece exclusivamente a D's.

 El siguiente ejemplo nos ayudará en alguna medida, a captar este asunto. Un padre que tiene muchos hijos, conociendo a cada uno según su carácter y personalidad, se conduce con ellos en forma diferente. Con algunos es muy suave y con otros bien severo. Los hijos no entienden por qué difiere la compostura del padre frente a ellos, pero indudablemente saben que su actitud persigue sólo el bien de sus hijos.

 Asimismo, el Creador, Sumo Hacedor de todo lo que hay y de todas las criaturas, otorga una vida plácida a algunos mientras que a otros los plaga de dificultades y problemas, sabiendo que sólo de esta forma se perfeccionarán y alcanzarán la vida eterna del alma en el Mundo Futuro (Olam Habbá).

 Mientras tanto, para quien ve desde afuera, le resulta imposible comprender por qué el Creador se conduce de este modo con sus criaturas predilectas, los hombres.

 El pueblo de Israel tiene absoluta certeza que la conducta del Creador es correcta e incuestionable, y no cabe arrojar dudas acerca de lo que no comprendemos. Sólo sabemos que es para nuestro bien, tal como estamos seguros que el padre se conduce según esta convicción cuando alecciona a sus hijos.

 Este esquema nos ayudará a entender mejor nuestro sufrimiento en esta vida. Como nuestra creencia en la vida después de la muerte es parte fundamental del judaísmo, comprendemos entonces cómo pudieron los judíos sufrir con tanto coraje y valentía durante miles de años de historia judía. ¿Cuántos judíos han sido asesinados o perseguidos sin mostrar jamás miedo o temor? Esto sólo fue sin duda gracias a nuestra profunda fe en la vida después de la muerte.

 

 

 



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