Sara bat Yojeved
Vida Judía

El legado de nuestras matriarcas

Historia de nuestras matriarcas   Siempre me fascino la historia de nuestras matriarcas. Primero Sarah Imeinu, la esposa de Abraham Avinu, que dedicó su vida a acercar a las mujeres al conocimiento de la existencia de un Único Creador. Ella Estuvo dispuesta a que su marido
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Historia de nuestras matriarcas  

Siempre me fascino la historia de nuestras matriarcas.

Primero Sarah Imeinu, la esposa de Abraham Avinu, que dedicó su vida a acercar a las mujeres al conocimiento de la existencia de un Único Creador. Ella Estuvo dispuesta a que su marido se case con otra mujer, con Hagar, para que pudiera tener hijos, ya que ella era esteril (había nacido sin matriz). Hashem quería tanto su tan hermosa tefila, que a la edad de 90 años, Di's le dio la bendición de tener un hijo, Itzjak.

Cuando los ángeles visitan a Abraham Avinu, para avisarle que el próximo año iba a tener un hijo, le preguntan: ¿Dónde está tu mujer?, Y Abraham les contesta: “en la carpa”. Esto es lo que caracterizó la vida de Sarah Imeinu, su tzeniut, su recato, siempre tratando de pasar desapercibida, no llamando la atención. Su carpa era su mundo, ella no necesitaba nada más.

Podemos aprender de Sarah la importancia de guardar el interior, y no exponer el exterior.

Sarah es un ejemplo para todas nosotras que hoy en día, si bien muchas veces nos vemos obligadas a dejar nuestras "carpas" para ayudar a nuestros maridos y ayudar a mantener nuestros hogares, nunca debemos olvidar que lo primordial está en el interior. Lo fundamental es nuestra familia.

Una día, Abraham y Sarah pasaron caminando a las orillas de un río, y al ver la imagen de Sarh reflejada, Abraham dijo: "Ahora se que mi mujer es hermosa…" ¿Es que hasta ese momento nunca la había visto? Lo que pasa es que Abraham se relacionaba con la neshamá de Sarah, con la parte espiritual que tenía una luz tan grande, que llamaba toda su atención, no prestando atención a su cuerpo. Si bien nosotros no tenemos ese grado de espiritualidad, sería bueno que por lo menos, no nos dejemos llevar solo por lo externo, y que al elegir nuestro entorno, pongamos mas hincapié en el interior de las personas.

Durante la vida de Sarah, 3 milagros ocurrían diariamente gracias a sus méritos:

  • Una nube de gloria cubría la tienda de Abraham y Sarah, protegiéndolos de todo daño
  • Las velas de Shabat duraban encendidas toda la semana, de viernes a viernes.
  • Tenía una bendición en la masa cuando horneaba jalot, porque ponía toda su espiritualidad en ellas.  

Todos estos milagros desaparecieron con su muerte, y solo retornaron el día que Itzjak trajo a Rivka, su esposa, a su carpa.

  Cuando Itzjat tenía la edad de 37 años, Hashem le ordena a Abraham llevarlo a monte Moriá para ofrecerlo en sacrificio. ¿Pueden imaginarse cuanto dolor le causó esto Sarah Imenu? Después de esperar y rezar por un hijo durante 90 años… Pero mayor fue el dolor cuando se enteró que al final, no había sido sacrificado, pensó: "¿Es que acaso mi hijo tiene alguna falla ante los Ojos de Di's?" No pudo soportar esto, y murió instantáneamente.

Siempre me pregunto cual es la enseñanza para hoy de este suceso. Nosotros no estamos preparados para entregar a nuestros hijos en sacrificio, ni hablar de ello. Pero muchas veces tampoco estamos dispuestos a entregar de nuestro tiempo, o de ¿nuestras? posesiones. Encontramos miles de excusas para no hacer lo que sabemos que sí debemos hacer. Sarah nos enseña a no hacer cálculos, a hacer la voluntad de HaShem aunque se contradiga con nuestros intereses. O mejor dicho, nuestro mayor interés debería ser hacer Su voluntad.

“Rivka rezó frente a su marido pues ella era esteril”,  rezaron juntos con todas sus fuerzas hasta que Hashem le otorgó el milagro de la concepción.

Rivka sentía una total revolución dentro de su vientre, y fue a consultar con los sabios de la época, y le dijeron que tendría 2 bebes, uno sería un tzadik, y el otro lo perseguiría y lo odiaría toda su vida.

Los bebes nacieron, Yaacov y Esav, tzadik y malvado, dos mellizos tan, pero tan distintos, luchando una una guerra eterna que dura hasta el día de hoy.

Cuando llega el momento en que Itzjak debía bendecir a sus hijos, la principal bendición debía ser para el primogénito, Esav, pero Rivka sabía que Esav no merecía tales bendiciones, que él era un malvado disfrazado. Y entonces, aprovecha que Esav había salido a cazar, para convencer a Yaacov que entrara con su padre, haciéndose pasar por Esav, ya que Itzjak había enceguecido y no lo recocería, para tomara las bendiciones de su hermano.

Siempre que leo esta parte de nuestra historia, me pregunto como tuvo Rivka la valentía para organizar toda esto, y cuanto dolor habrá sentido por haber tenido que hacerlo, ya que Esav, también era su hijo, y para una madre, un hijo siempre es un hijo, y trata de esconder o pasar por alto sus defectos; pero ella era por sobre todo fiel a la verdad. Si Esav era un malvado, no se merecía las bendiciones. 

Tenemos tanto para aprender. Cuantas veces cerramos los ojos ante el comportamiento de nuestros hijos, justificando lo injustificable. Aprendamos de nuestra querida Rivka a saber ver los defectos de nuestros hijos, para poder ayudarlos a corregirlos. 

Yaacov toma las bendiciones de su hermano y se escapa. Va a la casa de Laban, el hermano de su mamá, a buscar esposa, tal como Rivka le había indicado. Laban tenía 2 hijas, Lea y Rajel. Todos pensaban que como Itzjak también tenia 2 hijos, la mayor, Lea se casaría con el mayor Esav, y la menor Rajel, se casaría con el menor Yaacov. 

Y Lea tenía los ojos rojos y tristes de tanto llorar, ella era una tzadeket, y no quería casarse con el malvado de Esav. Y Hashem escuchó su llanto.

Yaacov llegó y convino con Lavan que trabajaría 7 años para casarse con Rajel. Le dijo claramente "Con Rajel, tu hija, la pequeña", porque Yaacov tenía miedo que Laban lo engañara y le entregara a otra por esposa. Por eso estableció unas señales con Rajel, que ella tendría que decirle la noche de la boda, para asegurarse que Laban no lo estaba engañando.

Durante todos esos 7 años, Yaacov le enviaba regalos a Rajel por medio de Lavan, y el se los entregaba a Lea. Rajel, para no hacer sufrir a su hermana, callaba.

Pero llegó el día tan esperado de la boda, y Rajel vio como preparaban a su hermana para el casamiento, y pensó en toda la vergüenza que iba a pasar Lea cuando no supiera las señales que le preguntaría Yaacov. Ella sintió tanta piedad por su hermana, que se dijo, "No puedo permitir esto", y le reveló los secretos a Lea, sabiendo que con esto, tal vez sería ella quien debiera casarse con el malvado Esav. ¿Cómo una mujer puede llegar a tanto? ¿De dónde puede sacar tantas fuerzas para entregar al amor de su vida en manos de su hermana?

Y Yaacov entiende, nunca le reprocha lo que hizo, a Lavan si, pero sabe que en el lugar de Rajel, ella no podía hacer otra cosa, y por eso la había elegido.

Yaacov concuerda con Lavan que trabajara otros 7 años mas para casarse con Rajel.

"Y Yaacov amaba a Rajel mas que a Lea". ¿Se pueden imaginar en una situación semejante? ¿Quién de nosotros está dispuesto a renunciar a lo mas mínimo para no avergonzar a nuestro prójimo? Rajel nos enseña el valor del silencio, como a veces necesitamos quedarnos callados ante una injusticia si es que nuestras palabras pueden dañar a nuestro semejante.

Y después de todo este sufrimiento y entrega, Rajel era estéril. Su hermana Lea tenía uno, dos, tres hijos, y ella no quedaba embarazada.  

Reubén, el hijo mayor de su hermana le trajo del campo unas flores que ayudaban a la fertilidad, y Rajel se las pidió. Lea le dijo "¿No basta que me sacaste a mi marido que también quieres las flores de mi hijo?" ¿Cómo puede contestarle así después de todo lo que Rajel hizo por ella? Leí un comentario que dice que Lea nunca supo en realidad lo que Rajel hizo por ella. Como su padre le entregaba los regalos a ella, y todos los preparativos eran para su casamiento, nunca se dio cuenta que estaba tomando el lugar de su hermana. Rajel le pasó las señales de una manera tal que ella nunca se dio cuenta de cual era la verdadera historia. Hasta donde llegó el renunciamiento y entrega de Rajel Imenu.

Rajel quería con todo su corazón tener un hijo, era tanto su deseo, que le imploró a Yaacov "Dame hijos que si no me muero". Yaacov le replicó "¿Acaso estoy yo en lugar de Di-s que retuvo de tí el fruto del vientre?"

Hashem castigó a Yaacov por su falta de sensibilidad ante el dolor de su esposa, aunque él en realidad solo quería que Rajel entendiera  que solo Di-s podía ayudarla, y así Hashem escucharía sus tefilot, pero el debió tener en cuenta el dolor que ella sentía. De aquí aprendemos cuanto debemos de cuidarnos de hacer sufrir al próximo, aunque todo sea con una buena intención. Los fines no justifican los medios. Si bien Yaacov tenía razón y finalmente Rivka quedó embarazada, su actitud no fue correcta.

Al final Rajel tiene un hijo, Iosef. Y cuando queda nuevamente embarazada, ella se da cuenta que con este hijo entregará su vida. Y así fue, Rajel muere al nacer Binyamim.

Y Yaacov la entierra en el camino de Beit Lejem, fuera da Meharat Hamajpela. La única de nuestras matriarcas que no está enterrada allí. Y esto, porque Rajel Imenu tiene una función especial, tiene que rezar por sus hijos que están en el exilio…

"Así dice Hashem: Se oye una voz en Rama, lamentación, llanto amargo: Rajel llora por sus hijos, rehúsa ser consolada acerca de sus hijos, porque no están.

Así dice Hashem: reprime tu voz de llanto, y tus ojos de lágrimas, porque hay recompensa por tu acción, promete Hashem, pues ellos volverán de la tierra de los enemigos.

Y hay esperanza para tu porvenir, prometió Hashem, y volverán los hijos a sus fronteras." (Irmihiau 31, 14-15-16)



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