Rav Yehuda Levi
Purim y el mes de Adar

Haftarat Zajor

Haftarat Zajor Shemuel I (I Samuel) 15:1-34 (sefaradim) Shemuel I (I Samuel) 15:2-34 (ashkenazim) La segunda de las cuatro parashot especiales es Parashat Zajor, y en lugar de leerse la haftará correspondiente a la parashá semanal, se leerá la haftará correspondien
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Haftarat Zajor

Shemuel I (I Samuel) 15:1-34 (sefaradim)
Shemuel I (I Samuel) 15:2-34 (ashkenazim)

La segunda de las cuatro parashot especiales es Parashat Zajor, y en lugar de leerse la haftará correspondiente a la parashá semanal, se leerá la haftará correspondiente al shabat Zajor.

En la historia de Purim - relatada en el libro de Ester - encontramos a un personaje que quiso destruir al pueblo de Israel solamente porque eran judíos. Se llamó Hamán. En la meguilat Ester, Hamán es llamado "Hamán el Agaguita", pues él era descendiente de un tal Agag. Pero ¿quién era Agag? Si leeremos la haftará de esta semana lo sabremos.

Es por eso que el profeta Shemuel después de coronar a Shaul - un hombre de la tribu de Biniamín - como rey del pueblo de Israel, le ordenó que vaya y cumpla la orden de D'os:

"Ahora, ve y golpea a Amalek, y destruirán todo lo que tiene, y no te apiadarás de él, y matarás desde hombre hasta mujer, desde niño hasta lactante, desde toro hasta cordero, desde camello hasta burro" (15:3).

Pero el rey Shaul no cumplió la orden de D'os al pie de la letra. Él dejó con vida a Agag - el rey de Amalek, y a algunas de sus pertenencias, por lo que el profeta Shemuel se presentó delante de él reprendiéndolo por su mala acción, y entre otras cosas le dijo:

"Dijo Shemuel: Ciertamente si tú eres pequeño en tus ojos… el jefe de las tribus de Israel eres, y te ha ungido D'os como rey sobre Israel" (15:17).

Rabí Iehonatán Aibshitz (1690 - 1764) en su libro "Ahavat Iehonatán", nos explica que D'os tuvo un propósito determinado al coronar como rey a un hombre de las tribus de menor importancia dentro del pueblo de Israel (Biniamín). A pesar de que hubiera correspondido coronar como rey del pueblo de Israel a un hombre de alguna de las tribus más importantes (por ejemplo: Iehudá), D'os no quiso hacer eso, para que el rey no sea arrogante y para que no se enaltezca su corazón tomando decisiones propias o escuchando los consejos de sus asesores, ya que él debía escuchar solamente las palabras de D'os por medio de Su profeta, y específicamente por este punto es que el rey Shaul fue reprendido por el profeta Shemuel:

"…Ciertamente si tú eres pequeño en tus ojos, el jefe de las tribus de Israel eres… (15:17) y ¿para qué fuiste ungido como rey? Para que no inventes nuevas órdenes que no te han sido dichas por el profeta. ¿Y por qué no has escuchado la voz de D'os, y te has apresurado en pos del botín, y has hecho el mal a los ojos de D'os?" (15:19).

Además, el Rav Eliézer Jarlap - citado en el libro "Cojav Miiaacov" - nos explica que el pecado de Shaul fue que se consideró demasiado astuto y sabio como para contradecir la orden del profeta, ya que Shemuel le había dicho: "Ahora, ve y golpea a Amalek y destruirán todo lo que tiene, y no te apiadarás de él y matarás desde hombre hasta mujer, desde niño hasta lactante, desde toro hasta cordero, desde camello hasta burro" (15:3), pero Shaul pensó que el animal que era apto para ser sacrificado en el altar del Templo, era preferible traerlo con vida en lugar de matarlo.

Es por eso que el profeta Shemuel le dijo que ese fue un gran error: "Dijo Shemuel: ¿Desea D'os holocaustos y sacrificios, así como que se escuche la voz de D'os? He aquí que escuchar es mejor que los sacrificios; hacer caso es mejor que los carneros" (15:22).

Y ahora comprenderemos mejor el versículo que dice: "Dijo Shemuel: Ciertamente si tú eres pequeño en tus ojos, el jefe de las tribus de Israel eres…", como diciendo: "Dijo Shemuel: Ciertamente si tú eres pequeño en tus ojos, si tú te sentirás pequeño y sin importancia, y no criticarás ni intentarás ser más astuto y sabio que las mitzvot de D'os, entonces el jefe de las tribus de Israel eres…".

Para concluir podemos decir que las palabras de nuestro autor están insinuadas en la misma Torá al decir: "Y el hombre Moshé era muy humilde, más que toda persona sobre la faz de la tierra" (Bamidvar -Números- 12:3). La verdadera grandeza la posee solamente quien se considere el más pequeño de todos.



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