Rav Baruj Mbazbaz
Actualidad

La Envidia

En la noche de shabat, después de hacer el kidush, el padre y la madre bendicen a sus hijos diciéndoles: "Que lleguen a ser como Efraim y Menashé", y a sus hijas las bendicen diciéndoles: "Que sean como Sará, Rivká, Rajel y Leá".
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En la noche de shabat, después de hacer el kidush, el padre y la madre bendicen a sus hijos diciéndoles: "Que lleguen a ser como Efraim y Menashé", y a sus hijas las bendicen diciéndoles: "Que sean como Sará, Rivká, Rajel y Leá".

La fuente de la primer bendición que citamos se encuentra en esta parashá, cuando Iaacov bendice a Efraim y Menashé, los hijos de Iosef.

Nuestros Sabios preguntan: ¿Por qué se eligió esta bendición y no alguna de las otras 12 bendiciones que Iaacov le dio a sus hijos antes de fallecer?

Como sabemos, Menashé era mayor que Efraim, y es por eso que cuando Iosef, que estaba parado frente a Iaacov, trajo a sus dos hijos delante de su padre, ubicó a Menashé - el mayor - a su izquierda, para que Iaacov pusiera sobre su cabeza su mano derecha, y a Efraim - el menor - lo ubicó a su derecha, para que sobre él apoyara su mano izquierda.

Sin embargo, cuando Iaacov los bendijo cruzó sus manos y puso su mano derecha sobre Efraim - el menor, y la izquierda sobre Menashé - el mayor.

Iosef, pensando que su padre se equivocó, le avisó que el mayor era Menashé.Pero Iaacov le contestó (Bereshit 48:19): "Yo sé hijo mío, él también será un pueblo y crecerá, pero su hermano menor tendrá más grandeza y su descendencia estará en todo el mundo".Es decir que Iaacov no se equivocó, sino que él quiso apoyar su mano derecha sobre el muchacho que tendría un mayor futuro.

¿Qué sentiría cualquiera de nosotros en una situación similar?Celos y envidia.Pero la reacción de Menashé, explican los Sabios, fue justamente la contraria, pues al ver que su hermano sería más grande que él en el futuro, sintió una gran alegría y no lo envidió como nosotros hubiéramos pensado.

Por este motivo, es esta la bendición que fue escogida para bendecir a los hijos el viernes por la noche, pues la intención es inculcarle a cada uno de nuestros hijos que hay que vivir sin tener envidia de nadie y menos de nuestros hermanos.

Si nos detenemos a pensar un instante, veremos que el hecho de bendecir a nuestros hijos mediante esta bendición específicamente en shabat, contiene además un importante mensaje.

Es sabido que toda la finalidad de cumplir el shabat es demostrar en la práctica, nuestra emuná de que D'os creó el mundo en seis días, el séptimo descansó y sigue dirigiendo el mundo cada instante.Entonces, al escuchar esta bendición en shabat, estamos demostrando que esta no es una teoría solamente.Nuestros hijos entenderán que hay un Ser Superior que dirige el mundo, y esta es la herramienta fundamental para no sentir envidia de los demás, pues si hay algo que deseamos y no lo obtenemos, es porque en realidad no lo merecíamos.

Analizando esta idea nos daremos cuenta de que el acto de envidiar no tiene lógica.¿Acaso el hecho de que nuestro prójimo tenga algo, significa que me lo han quitado a mí?Nada de lo que él tiene lo robó de mí, ni tampoco D'os disminuyó mis bienes para dárselos a la otra persona.Entonces, ¿por qué la envidia?

La Mishná en Pirke Avot (4:28) cita a Rabí Elazar Hakapar que dice: "la envidia, la ambición y el honor sacan a la persona del mundo".
Vemos que la envidia es una de las causas que acortan la vida de la persona, ya que el que constantemente sufre por lo que tiene su compañero y él no; está demás explicar, qué perjuicios provoca ese sufrimiento.

Por otro lado, también en Pirké Avot, otra Mishná (4:1) dice: "¿Quién es el verdadero millonario?Aquel que está contento con su parte".

Después de leer esta Mishná podemos pensar que es una muy linda teoría pero difícil de aplicar en la práctica.Pero como dijimos anteriormente, al entender que D'os nos da solamente lo que es para nuestro beneficio, y por ende, lo que no tenemos también es para nuestro bien, la persona podrá llegar a estar contenta con lo que D'os le da.

Por eso nuestros Sabios eligieron esta bendición, para que cada shabat nuestros hijos escuchen que Menashé no tuvo envidia de Efraim, sino que por el contrario, disfrutó al saber que su hermano prosperaría más que él.

Este es uno de los desafíos que tenemos los padres en la educación de los hijos: el tratar de eliminar la envidia que normalmente siente un hermano del otro, y la base para empezar es no hacer diferencia entre los hijos, ya que si ésta existe, evidentemente el hijo desplazado no sólo que envidiará a su hermano, sino que también terminará odiándolo.Por eso, si felicitamos a un hijo porque hizo una buena acción, tenemos que buscar motivos para felicitar también a los otros, y así no despertar la envidia entre ellos.Y con la ayuda de D'os podremos inculcar a nuestros hijos el vivir sin envidia, para que consecuentemente puedan ser verdaderamente felices con lo que tienen.


Cortesia del Rab Baruj Mbazbaz, autor del libro "BIRCAT HASHAMAIM"


 

 



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