Adaptación Rav Gabriel Guiber
La Hoja

La Hoja Shemini

¿QUE HACES, VIEJO?   “...y salió fuego delante de Hashem y los devoró, y murieron...” (Vaikra 10,2) No murieron los hijos de Aharon sino porque establecieron una ley delante de Moshe Rabenu, el rab de todo el pueblo de Israel... (Talmud Babli, Eir
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¿QUE HACES, VIEJO?
 
“...y salió fuego delante de Hashem y los devoró, y murieron...” (Vaikra 10,2)

No murieron los hijos de Aharon sino porque establecieron una ley delante de Moshe Rabenu, el rab de todo el pueblo de Israel... (Talmud Babli, Eiruvin, 63a)

En el conocido libro “Igueret Hajalom” escrito por el gaon rabi Mordejai Miushmina, encontramos un hecho ocurrido en el año 5305 en la ciudad de Saloniki. Un hombre liberal, al cual el rab Iosef ben Leib (Hamahri ben Leib ztz”l) lo declaró culpable en un juicio, cuando se encontró con el Hamahrib"l en la calle, le pegó una “flor” de cachetada a la vista de muchas personas, y nadie se atrevió a detenerlo o a reprocharlo, porque era un hombre muy rico e influyente, además de poseer un carácter muy fuerte. Cuando el rab pasó frente a una perfumería, desgarró sus ropas y dijo: “esto quedó registrado en el Cielo”.

Esa noche, el dueño de la perfumería entró a su negocio y vio un ratón. Con una vela en su mano, intentó acercarse al ratón para atraparlo. En un descuido, la vela encendió la mercadería y se desató un incendio de grandes proporciones. Esa noche se quemaron cinco mil casas de iehudim, junto con varios Batei Haknesiot y Batei Midrashot. El número de muertos fue de trescientos catorce personas (como lo que suma la palabra ?-?-?).

En esos días se supo que el rab Iosef terminó de escribir las cuatro partes de un libro de preguntas y respuestas, con costumbres y novedades sobre varios tratados del Talmud, con esclarecimientos que nunca nadie había escrito sobre discusiones muy complicadas de Rashi y Tosafot, y también de los que explicaron después, el Rif, Rambam, Rosh, Ran, Bal Haturim y rabenu Iorujam y muchos otros más...

La carta de la que hablamos continua relatando lo que ocurrió en el año 5641, y está dirigida al rab hagaon Pinjas Mijael, rab de la Congregación de Antifala. Le cuenta al rab Pinjas que lo que está a punto de relatar no fue revelado jamás a ninguna persona, y pide que lo sigan cuidando muy bien, el escrito que sea escondido o separado en varias partes para que no sea fácil juntarlo y relatarlo.

En la noche de la víspera de Iom Kipur, después de mi tiempo fijo de estudio, sentí mucho cansancio y me quedé dormido. En mi sueño apareció un hombre muy prolijo, de aspecto muy agradable y con una barba muy larga. Se me acercó, me tomó la mano y me dijo: “¿Qué hacés ahí durmiendo? Despertate y llamá al Bore Olam!!!” Me sobresalté mucho (en mi sueño), me desperté y supe que fue un sueño. Pensé para mí: fue sólo un sueño, no tengo que darle tanta importancia.

De todas formas me sentía muy nervioso, intenté tranquilizarme pero estaba con mucho miedo. Me fui a dormir y otra vez apareció en sueños ese hombre tan prolijo y distinguido, pero esta vez no estaba solo, lo acompañaban dos hombres más. Los dos hombres se dirigieron a mí y me dijeron: tenés que saber que este sueño no es como cualquier otro, este es VERDADERO, no trates de despreocuparte de su contenido. Sentí más miedo y el hombre que ya me había hablado antes me llamó y me dijo que revise mis acciones, ya que él fue enviado desde el Cielo especialmente para hablar conmigo. Sin saber cómo, me fortalecí y le pregunté: ¿cuál es el motivo por el cual los enviaron a hablarme? Pero no pude saber la respuesta, ya que hablé con voz tan alta que me desperté, y supe otra vez que todo fue un sueño.

Nuevamente traté de convencerme de que era sólo un sueño, que los sueños no van ni para delante ni para atrás, pero mi corazón estaba perturbado, sentía mucho miedo y esa noche no pude dormir más...

Y llegó Iom Hakipurim, y lloré mucho, mucho más de lo que acostumbraba a llorar, y no sabía de dónde partían mis llantos. Nunca había llorado tan desgarradamente. Y pensé, puede ser que sea a causa de los sueños que tuve el día anterior. Y pasaron los días, y no tuve sueños como ese hasta Shemini Atzeret.

Esa noche dormía en la Suca como acostumbré siempre (sucedía fuera de Eretz Israel donde en Shemini Atzeret se sigue durmiendo en la Suca), y en la mitad de la noche se me aparece el mismo hombre vestido ahora con ropas blancas. Me sorprendí por la belleza de esta persona, pero su rostro se mostraba muy severo y preocupante. Se me acercó y me dijo: el llanto que lloraste en Iom Kipur tuvo mucha influencia en el Cielo, por eso me mandaron de vuelta para decirte que tenés la posibilidad de “arreglar” algo y anular el “decreto”. Pude decir: “no sé nada sobre qué puedo arreglar ni tampoco cuál es el decreto”. El hombre no contestó nada y guardó silencio por lo menos un cuarto de hora.

Entonces, empecé a llorar (en el sueño) y dije: “no sé cuál es el pecado tan grande que hice, para que hayan tenido que mandarme enviados directamente desde los Cielos”. Lloré tanto en mi sueño, y de tanto llorar me desperté. Ahora ya no quise creer que era solamente un sueño, no intenté autoconvencerme de nada, todo me demostraba que el sueño escondía algo importante.

Y durante el día de Shemini Atzeret estuve muy contento, mucho más alegre de lo que siempre estuve para estas fiestas, y tampoco sabía cuál era el motivo para tanta alegría. En la noche de Simjat Tora ya durmiendo sobre mi cama, vuelvo a tener “visitas” en medio de la noche. Estaba envuelto en ropas blancas y su rostro mostraba una enorme preocupación. Se acercó y me dijo: ¿Hasta cuándo voy a tener que seguir molestándome por tu culpa, salir de mi lugar tan honorable en el Cielo para bajar a este mundo y hablar con vos?
Nuevamente tomé fuerzas y le dije: Por el mérito de la Tora, y por el mérito de los “tanaim” y “emoraim” de los que estudié, y porque me ocupé y profundicé en los estudios. Por todo esto, les pido que me informen sobre el motivo por el que fueron enviados. Necesito una explicación clara, algo que mi mente pueda entender.

Me llevó hacia un cuarto muy lindo y confortable, amueblado y adornado, algo que podría jurar que jamás podría ver, y me dijo: “Sentate, hijo, voy a revelarte este asunto tan secreto, el motivo por el que me enviaron”. Y nos sentamos, él se sentó frente a mí y comenzó a contarme:
Yo soy el Mahri ben Leib, y cuando estuve con vida me desempeñé como juez, tratando de resolver las peleas y discusiones entre nuestros hermanos. Y vinieron a mí dos personas con un problema y uno de ellos tenía la razón y el otro no, pero, la persona que estaba equivocada no quiso aceptar su error, era una persona muy adinerada y poderosa, y, por sobre todas las cosas, muy nerviosa.

Cuando terminó el juicio, le advertí sobre el dictamen, que fue estudiado minuciosamente, no se trataba de hacer mal a nadie, simplemente él estaba equivocado, la razón estaba en la otra parte. Salí fuera y el hombre salió detrás mío, y delante de gran cantidad de personas me pegó en la cara. Ese asunto, repercutió hasta mis huesos, y hasta hoy en día está “pendiente”, necesita un rescate. Y el decreto recayó sobre tu persona ya que sos uno de los descendientes de ese hombre.

Después de escuchar toda esta historia quedé duro como una piedra, por lo menos durante un cuarto de hora. Entonces, el Hamahribl me preguntó: ¿Qué hacés todavía ahí? ¿Por qué estás callado? Y no se me ocurrió otra cosa que ponerme a llorar, y lloré y lloré hasta que por fin pude decirle: ¡No sé cómo arreglar esto!, yo no entiendo nada sobre espíritus ni sobre almas, ¿cómo puedo hacer para “arreglar” algo que hizo uno de mis ancestros?

-El decreto sobre tu persona, el “arreglo” que tenés que hacer es el siguiente: comprar el libro de preguntas y respuestas del Mahri ben Leib y estudiarlo con constancia y en profundidad, hasta que lo entiendas y lo sepas desde la primera hoja hasta la última. Esto será para vos un gran estudio con el que podrás subir peldaño tras peldaño.
-No entiendo qué querés decirme con peldaño tras peldaño...
-Simplemente, así son los caminos de Hakadosh Baruj Hu, me explicó de manera muy suave.
-¿Y cuánto tiempo tengo que estudiar el libro para que se pueda decir que lo sé?
-No menos de cuatro años, ya que no podés dejar de estudiar las cosas que acostumbras a estudiar. Este estudio debe ser un agregado a tus estudios, por eso necesitás un mínimo de cuatro años para fijar los conocimientos del libro.
-Tengo ahora un solo problema, no tengo ese libro ni sé cómo conseguirlo.
-Pedile a otra gente que lo busque y que te lo compren. Te voy a dar un dato muy importante, solamente se lo podrás comprar al rab de Antifala, él tiene ese libro.
-¿Por qué solamente allí lo puedo comprar?, pregunté, pero la respuesta no llegó ya que en medio de mi pregunta me desperté. Ahora tenía los nervios “de punta”. Pero, igualmente, pensé que no era tan importante dónde comprar el libro, lo importante era conseguirlo, podría comprarlo en otro lado.

Y así comencé a pedirle a distintas personas que viajaban de ciudad en ciudad, a ver si alguno de ellos podía comprarme el libro, sin importar dónde, mientras yo seguía ocupado con otras cosas...
Y pasaron dos semanas sin novedades, nadie me consiguió el libro, y vuelvo a soñar. Y el hombre comenzó a hablar en un tono muy fuerte: ¿por qué estás postergando mi misión?
-No estoy postergando nada, contesté, ya le pedí a varias personas que traten de conseguirme el libro...

-Te advertí que tenés que comprárselo exclusivamente al rab de Antifala...
-¿Por qué únicamente allí?
-Porque comprándoselo a él, sos partícipe de otra misión, ya que él también tiene asuntos que arreglar en el Cielo. Te voy a revelar otra cosa. El rab empezó a escribir una gran explicación sobre los tratados de Temura y Meila (ahora no recuerdo con precisión si eran Temura y Meila o sólo Meila) y todavía no pudo terminar su libro. Ese libro es el “arreglo” que tiene que hacer el rab, y con el dinero que obtenga por la venta del libro que vos le vas a comprar él podrá terminar su propio libro e imprimirlo...

-¿Qué tiene que ver un asunto con el otro?, pregunté.
-¿Por qué Hakadosh Baruj Hu tiene que revelarte sus secretos?
-¿Y no pueden ir a decirle al rab de Antifala que termine su libro?
-¿Por qué Hakadosh Baruj Hu tiene que revelarte sus secretos? Y ahora empezó a gritarme: En Nombre del Bore Olam, apurate y cumplí con lo que te pedí, enseguida, y sin cambiar nada, ni el punto de una “i”, y así todo será bueno para vos y también para otros. Y los gritos consiguieron despertarme...

Esa mañana, me desperté con la intención de enviarle a usted (recordemos que la carta está dirigida al rab de Antifala) una persona que lo interiorice sobre todo este asunto, pero, estuve muy ocupado en las necesidades de mi Congregación. La semana pasada, cuando conseguí irme a dormir, desgastado y sufriendo por la enfermedad grave que hace unos días tiene mi esposa, volví a soñar y el Hamahribl me habló a los gritos:
Esta es la última advertencia, la última vez que bajo desde mi lugar en el Cielo, la enfermedad de tu esposa se debe a que no cumplís mis pedidos. Enviá urgentemente una persona al rab de Antifala para comprar mi libro, estudialo hasta que lo sepas casi de memoria.

Y me desperte ahora aterrorizado y busqué de inmediato un mensajero que llegue hasta usted.
Y le encargué que le pague lo que usted pida, y que me envíe lo más rápido posible el libro de preguntas y respuestas del Hamahribl, para que pueda comenzar a cumplir el pedido que me hicieron en los sueños.

La salud de mi esposa está en un gran peligro. Hashem se apiade de ella y le pido a usted,distinguido rab, que también pida piedad por ella...

Simplemente podemos agregar que entre un hecho y el otro transcurrieron “solamente” trescientos treinta y seis años! Para que sepamos hasta dónde llega el respeto a nuestra Tora y a los que la estudian, y más, a los ancianos que dedicaron toda su vida al estudio de la Tora, de los que podemos decir, sin exagerar, que son una Tora caminando...

Lekaj Tov.

Leiluy Nishmat

Efraim ben Shimon z”l

 



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