Adaptación Rav Gabriel Guiber
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LA TORA, LO PRINCIPAL

“Estas son las cuentas del Mishkan, el Mishkan del testimonio” (Shemot 38,21)

Para enseñarnos, escribió Rabenu Bejaie ztz”l, que en el Mishkan (el Tabernáculo) podíamos encontrar todo: en el Mishkan podremos encontrar la bendición y el sustento (por intermedio del Shuljan, la Mesa), la sabiduría (con la ayuda de la Menora, el Candelabro), y la Santidad (a través del Mizbeaj y el Ketoret, el Altar y el Incienso).

Pero lo principal que tenemos en el Mishkan es el testimonio, las Tablas de la Ley. Y vemos que el Mishkan es llamado en su nombre: Mishkan Haedut, o el Tabernáculo del testimonio. Para enseñarnos que lo principal es la Tora.

Uno de los más grandes benefactores y fortalecedores del mundo de la Tora llegó a la tierra de Israel, y en sus “bolsillos” traía una gran cantidad de “dinero de diezmo”, proveniente de la bendición de sus negocios y acciones, de sus ocupaciones distribuidas por todo el mundo.

Una vez aquí, comenzó a buscar dónde sería mejor invertir, dónde conseguiría la mejor rentabilidad espiritual, por supuesto, en qué inversiones podría obtener los más grandes resultados para el florecimiento del mundo de la Tora.

En realidad, no tenía que buscar mucho, cuando la noticia de su llegada se hizo pública, recibía todas las ofertas en su mesa, las pesaba, las evaluaba y antes de resolver cualquier inversión se aconsejaba con el Maran hagaon rabi Aharon Leib Shteinman ztz”l, que le confirmaba: tú no debes buscar nuevos horizontes, tienes que volcar tus aportes en el mundo de las ieshivot, como siempre te he aconsejado…

Dijo: pero rabi, el mundo de las ieshivot se mantiene con mi ayuda o sin mi ayuda. Ajustadamente o con gran amplitud. Pero siempre se mantiene. Y puedo decir más, si se llegara a cerrar una Ieshiva, sus alumnos encontrarán otro lugar de estudio que la reemplace, casi en forma inmediata.

En cambio, si este dinero se aplica a seminarios para los retornantes, muchos cientos de personas podrán descubrir nuestras raíces, encontrando un nuevo mundo para ellos y sus familias. Recibirán la Tora y sus preceptos, para ellos, para sus hijos y para todas las generaciones que seguirán, lo que significará salvar las almas de muchísimas generaciones…

La cuenta resulta muy sencilla…

Preguntó rabi Aharon Leib: si aportas para los seminarios, ¿habrá más inscriptos?, ¿los seminarios se llenarán de concurrentes?

¡Hasta que no quede ni un lugar!, afirmó, hasta que haya gente golpeando a las puertas para poder ingresar…

Muy interesante, dijo el rab, hace treinta años jamás habría pasado algo así.

Es cierto, pareciera que un espíritu de los cielos hubiera descendido y aterrizado aquí, miles de personas se acercan…

Y en los seminarios de una semana, la gente cambia completamente su forma de vida…, trató de agregar el rab.

Exactamente, así es, ¿cómo podemos explicar esto? No hay explicación, es simplemente algo maravilloso…

Y por eso, quiero explicarte. El estudio de la Tora que se incrementa en el pueblo de Israel, las Ieshivot y los Colelim, más sillas en las Ieshivot, más estudiantes en los Colelim. Mucha más Tora, el aumento en la espiritualidad y en la santidad, con su fuerza impresionante mueve el arrepentimiento y el retorno en las personas alejadas…

Y tú puedes elegir dónde y a quién fortalecer, puedes fortalecer el origen, o puedes fortalecer las consecuencias, pero como puedes ver, si hay más gente que concurre a los seminarios, si hay más gente que quiere volver a sus raíces, todo es gracias a la fuerza del mundo de las Ieshivot…

En la Ieshivat Voloshin había un hombre que se ocupaba de buscar de donaciones para el fortalecimiento de la Ieshiva. Todo lo hacía a pie, y además de ser muy cansador, no resultaba tan productivo. Cada recorrida le llevaba varios meses.

Un día le dijo al Rosh Ieshiva, rabi Jaim Mivoloshin ztz”l: ¿no es una pena que el rab y la Ieshiva desperdicien un tiempo tan valioso con los largos viajes que yo hago a pie? Necesito una carreta y un caballo. El rab meditó la propuesta y la encontró muy conveniente. Los ingresos se habían multiplicado…

Rabi Jaim revisó los cálculos, y observó que el nombre de uno de los donantes no figuraba.

Preguntó, y enseguida tuvo la respuesta: cuando el donante vio que yo llegaba en una carreta, cerró sus manos y me dijo: yo entrego el dinero para los estudiantes de Tora, pero no con el fin de comprar paja para los caballos…

Dijo rabi Jaim: la próxima vez que te dirijas a la casa de este hombre, me avisarás, iré contigo para hablar con él…

El rab fue muy bien recibido, agradeció por ello y comenzó a hablar: Hakadosh Baruj Hu atestiguó sobre Betzalel, que lo llenó del “Espíritu de Hashem”, dándole inteligencia, sabiduría y entendimiento para todo tipo de trabajo, para crear, elaborar y realizar lo que haga falta para la construcción del Mishkan, con oro y con plata (Shemot 31,4).

¿Para qué?,  preguntó rabi Jaim sin esperar ninguna respuesta.

Prosiguió rabi Jaim: yo te lo voy a explicar, con todo respeto. A Moshe Rabenu le fue ordenado que reciba las donaciones de todas las personas con buen corazón. Y seguramente, entre las personas de buen corazón habrá varias categorías, todos tendrán buen corazón pero con seguridad, habrá corazones más generosos que otros.

Para esto, Betzalel fue provisto con “Ruaj Hakodesh”, que le permite determinar cuál es el verdadero pensamiento de cada persona, para saber por qué y para qué están entregando su donación…

Para el que haga la donación con la mejor voluntad, su dinero se usará para el Aron del Pacto, que estará en el lugar más sagrado del Mishkan. Después de esto, seguirán las donaciones de personas con mucha voluntad, pero menor que la de los primeros, y el dinero será destinado para la Mesa, el Candelabro y el Altar de oro. Así seguiremos, de categoría en categoría, hasta llegar finalmente a las estacas del Mishkan y a las bases colocadas en el patio exterior…

Lo mismo ocurre con las donaciones que se realizan para la Ieshiva. El hombre que dona con todo su corazón, con voluntad y alegría, puede tener la seguridad de que su dinero será destinado para fortalecer a los estudiantes de Tora. Y de la misma forma, a medida que la voluntad disminuye, también la categoría de la donación disminuye. Hasta llegar a los puntos más bajos, pero que también son necesarios para el mantenimiento de la Ieshiva. Nadie puede pensar que su dinero se destinará para arreglar un baño en el edificio, o para alimentar a los caballos de la carreta… Nosotros no sabemos sobre voluntades…

El secreto lo sabe solamente Hakadosh Baruj Hu y cada donante. Cada persona que entrega dinero sabe perfectamente cómo lo entrega. Y Hakadosh Baruj Hu, que por supuesto, también lo sabe, hace que el dinero se dirija según la voluntad del donante…

El hombre se sintió muy conforme con la explicación y dio su donación también por el viaje anterior que no había dado…

Traducido del libro Maian Hashavua.

Leiluy Nishmat

Israel Ben Shloime   z”l

Lea (Luisa) Bat Rosa    Aleha Hashalom

Iemima Bat Abraham Avinu    Aleha Hashalom

 

 



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