Rab. Shraga Simmons
Panorama

Parashá Toldot

"Instantáneo-ismo" Joe está pasando por la crisis de los 40, entonces decidió intentar hacer algo distinto y se inscribió en un monasterio. Cuando llegó, le informaron las reglas del lugar: cada persona tiene permitido hablar sólo dos palabras p
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"Instantáneo-ismo"

Joe está pasando por la crisis de los 40, entonces decidió intentar hacer algo distinto y se inscribió en un monasterio. Cuando llegó, le informaron las reglas del lugar: cada persona tiene permitido hablar sólo dos palabras por año.

Un año pasó y Joe está esperando para decir algo. Finalmente, se le acerca el monje director y lo invita a hablar. Joe dice deliberadamente: "Cama dura", y para su sorpresa, al día siguiente encuentra una nueva cama en su habitación.

Otro año pasa y Joe está haciendo todo lo posible para controlarse a sí mismo y seguir respetando la regla de "no hablar". Entonces el momento mágico llega; se lo invita otra vez a decir dos palabras. "Comida salada", dice Joe. Al día siguiente, Joe encuentra que comidas especiales con poca sal han sido preparadas para él.

Otro año pasa, y Joe decide que ya no puede aguantar más. Él quiere retornar a su vida en el mundo del trabajo. El monje se acerca a él y lo invita a hablar. "Renuncio", dice Joe.

"No me sorprende", dice el monje. "Tú te has quejado desde el momento en que has llegado aquí!".

De todos los casos de rivalidad entre hermanos, probablemente el más variado es el que ocurre con hermanos mellizos. Iaacov y Esav, los hijos mellizos de Itzjak y Rivká, comenzaron a pelearse incluso dentro del vientre de la madre! En el nacimiento, ellos pelearon para ver cuál de los dos salía primero. Y crecieron compitiendo por la atención de su padre Itzjak - para ver quién heredaría el manto del liderazgo judío.

La Torá (Génesis 25:29-34) describe el siguiente incidente:

Un día Iaacov estaba cocinando guiso de lentejas y Esav llegó hambriento del campo. Esav declaró: "Estoy hambriento, te ruego que me alimentes con ese guiso rojo!".

Iaacov dijo: "A cambio, véndeme tu primogenitura".

Esav dijo: "He aquí que yo voy a morir, entonces ¿de qué me sirve la primogenitura, de todas maneras?!". Es así que Esav estuvo de acuerdo en vender la primogenitura.

Iaacov le dió a él pan y guiso de lentejas. Esav comió y bebió, y siguió su camino, despreciando la primogenitura.

La primer pregunta que nos debe molestar es: ¿Por qué Iaacov se aprovechó de manera injusta de su hermano hambriento?

La respuesta es que él no se aprovechó injustamente, pues en primer lugar Esav no quería la primogenitura. La primogenitura constaba principalmente de una riqueza espiritual más que material. Y además de los privilegios, tenía muchas responsabilidades también, como ser un ejemplo para la nación judía. Esav quería la vida fácil; él no estaba buscando más responsabilidades! Es por eso que la Torá dice que Esav "siguió su camino despreciando la primogenitura".

Pero esto realmente no contesta a nuestra pregunta. Si de hecho, Esav estaba muriéndose de hambre, entonces ¿cómo es que Iaacov lo forzó a él a hacer un trato? La ley judía claramente declara que una persona no está obligada a cumplir con un trato que fue hecho bajo amenaza de vida o muerte!

La respuesta es revelada mediante una lectura cuidadosa del versículo: "Iaacov le dió a él pan y guiso de lentejas". Iaacov primero le dió a Esav pan, para que pueda satisfacer su hambre y ser así removido del estatus de "muriéndose de hambre". Sólo entonces Iaacov le dió a él el guiso de lentejas, el cual Esav - al aceptarlo - selló el trato de manera justa y recta.

Miremos esta historia desde un nivel más profundo. Los comentaristas señalan otra manera de entender la declaración de Esav: "He aquí que yo voy a morir, entonces ¿de qué me sirve la primogenitura, de todas maneras?!". Esav estaba revelando su filosofía de vida: "A mi entendimiento, el mundo comienza con mi nacimiento y termina con mi muerte. Entonces quién necesita preocuparse con cosas intangibles como "una primogenitura espiritual". Yo comeré el guiso ahora y seré feliz!".

De hecho, el Midrash dice que después de haber hecho el trato, Esav realmente se rió de la tontería de Iaacov: "Yo tengo un plato de sopa y tú tienes una abstracta recompensa futura!".

Esav era un hombre que se dejaba llevar por los deseos físicos. A él sólo le importaba el "ahora y aquí". Él pedía gratificación instantánea. Veamos cómo esto se reflejaba en sus acciones:

1 Esav le dice a Iaacov "aliméntame con ese guiso rojo". Él era tan hedonístico que ni siquiera quería hacer el esfuerzo de levantar el plato por sí mismo. "Sólo pónlo directamente en mi garganta", él le dijo a Iaacov. Esav buscaba placer físico y comodidad, porque para él, los placeres del cuerpo eran toda su vida.

2 Esav se refirió al guiso como "eso rojo". Él fue atraído hacia esa comida por su color y brillo. El contenido interior era menos importante; a él le gustaba la manera en la cual se veía desde una perspectiva superficial y sensual. Rojo brillante.

3 Esav estaba tan preso de sus deseos que estaba dispuesto a comer guiso de lentejas rojas, y nosotros sabemos que las lentejas son rojas cuando están crudas - y marrones cuando están cocidas. Esta comida no estaba siquiera a media cocción, y aún así Esav tenía que comerla AHORA!

El Talmud dice: "¿Quién es una persona sabia? Aquel que ve el futuro". Esta habilidad de considerar nuestras consecuencias espirituales a largo plazo es lo que distingue lo maduro de lo inmaduro. Un niño no puede predecir que al comer 20 caramelos tendrá dolor de estómago. Un estudiante de secundaria puede no ver que la promiscuidad puede llevarlo a una enfermedad que amenace su vida. O un padre puede no ver que trabajar horas extras puede llevarlo a una irreparable falta de conexión con su mujer e hijos.

Los Sabios señalan que los patriarcas judíos podrían haber sido conocidos como "Abraham, Itzjak y Esav". Pero, Esav estaba contaminado con la enfermedad llamada "Instantáneo-ismo". Él perdió la lucha entre el cuerpo y el alma. Entonces, como consecuencia, millones de judíos, por miles de años, rezan al D'os de "Abraham, Itzjak e Iaacov".

Hoy, cada uno de nosotros está luchando la batalla de Esav. Cuerpo vs alma. La máquina multimillonaria de los medios constantemente nos seduce a comprar una estilo de vida de "instantáneo-ismo". Entre los restaurantes de comida rápida, las cámaras descartables y el banco en la línea telefónica, nos hemos acostumbrado a un mundo en el cual la norma es lo "inmediato". Y la consecuencia es que perdimos el sentido de la perspectiva.

Para ganar la batalla, debemos ser pro-activos en hacer actividades espirituales. Algo tan simple como decir una bendición sobre la comida transforma un acto "físico" en una experiencia espiritual. Nosotros paramos y reflexionamos en el aspecto más profundo que hay detrás de la comida. De lo contrario, ¿qué nos diferencia realmente de los animales?

Se cuenta la historia del Rab Alexander Ziskind (Europa siglo 19) quien tenía la costumbre de romper el ayuno de Iom Kipur con pescado con espinas. ¿Por qué? Porque de esta manera, él estaba obligado a comer despacio para no atragantarse con la comida. En momentos de hambre, el Rab decidió que su alma mantenga control sobre su cuerpo.

Está en la habilidad de cada uno moderar las necesidades del cuerpo que nos dan la libertad de perseguir las necesidades del alma. Porque cuando todo está dicho y hecho, nuestras vidas son tan buenas acorde a lo que hemos alimentado al alma.

La próxima vez que estés en un funeral, escucha bien el elogio: ellos hablan sobre cómo esa persona fue un buen padre, cómo donaba dinero para ayudar a construir un hospital, cuánto se preocupaba por los otros, y cuán fiel era a su fe. Nunca escucharás sobre qué marca de auto conducía, a cuántos restaurantes fue, cuánto dinero tenía, etc. En ese momento de la verdad, todos sabemos lo que es realmente importante, lo que es eterno.

Ahora podemos entender más en profundpor qué Esav "siguió su camino, despreciando la primogenitura". Inconscientemente Esav sabía que estaba saboteando su propio potencial para la grandeza. Y ahora en función de aliviar su culpabilidad, él racionalizó: "yo no quería esa despreciable primogenitura, de todas maneras!".

El Midrash dice que años más tarde, cuando Esav era más grande en edad, él comenzó a reconectarse con su voz interior y obtuvo más claridad acerca de sus prioridades. Entonces Esav decidió ir hasta Iaacov con un ofrecimiento y renegociar la primogenitura. ¿Cuál fue la oferta? Esav estaba dispuesto a compartir toda su riqueza, en función de obtener una parte en la eternidad del pueblo judío! Qué dramático giro!

El Midrash continúa: cuando los hijos de Esav escucharon que él estaba planeando comprar algo tan intangible como una conexión espiritual, rápidamente detuvieron sus planes: "Olvídalo, papá", ellos dijeron, "nosotros no te dejaremos que gastes el dinero de nuestra herencia!".

Naturalmente, Esav estaba muy desilusionado de la actitud de sus hijos. Y luego él se dió cuenta de quién ellos habían aprendido·

El Midrash concluye que al morir, la cabeza de Esav rodó hasta la tumba de los Patriarcas, en donde estaban enterrados Abraham, Sará, Itzjak y Rivká. Esav no era malvado; él estaba confundido. Su cabeza tuvo el mérito de ser enterrada junto con los fundadores del Pueblo Judío. Los deseos de su cuerpo, sin embargo, probaron ser su debilidad. Le causaron a él ser destituído del pueblo judío para siempre.

¿Cuál es la lección para nosotros, hoy en día? Mantener nuestros ojos en el blanco. Adquirir sabiduría. Saber exáctamente para qué vivimos. Mantener nuestros deseos materiales bajo observación, y estar conscientes de la excitación "instantánea".

Esto lleva concentración y esfuerzo. Nuestras acciones y elecciones de hoy, afectan no sólo nuestras vidas, sino que también influenciarán a las futuras generaciones. Esto significa saber cuándo alejarse de un "trato atractivo" que puede atraparnos para toda la vida· y más allá.

Shabat Shalom,



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