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Or Sameaj

Parashat Pekude - Ohr Somayach

Resumen de la Parashá Pekudei El Libro de Shemot concluye con la Parashá Pekudé. Después de terminar todas las diferentes partes, vasijas y ropas usadas en el Mishkán, Moshé hace un recuento y enumeración completa de todas las contribuciones y de t
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Resumen de la Parashá Pekudei

El Libro de Shemot concluye con la Parashá Pekudé. Después de terminar todas las diferentes partes, vasijas y ropas usadas en el Mishkán, Moshé hace un recuento y enumeración completa de todas las contribuciones y de todas las ropas y vasijas que han sido hechas. Los Hijos de Israel traen todo a Moshé. El inspecciona todo el trabajo y nota que todo fue hecho de acuerdo a las especificaciones de Dos. Moshé bendice al pueblo. Dos habla con Moshé y le dice que el Mishkán debe ser establecido en el primer día del primer mes, Nisán. También le dice a Moshé el orden en que se debe montar el Mishkán y todos sus implementos. Moshé hace todo en la manera prescripta. Cuando el Mishkán estuvo finalmente terminado con todos los implementos en los lugares correspondientes, una nube descendió sobre el Mishkán indicando que la gloria de Dos se posaba sobre él. Siempre que la nube se alejaba del Mishkán, los Hijos de Israel la seguían. En la noche la nube era reemplazada por un pilar de fuego.

Haftara

Haftarat Pará
Por el Rab. Iehuda Levi


Iejezkel (Ezequiel) 36:16-36 (sefaradim)
Iejezkel (Ezequiel) 36:16-38 (ashkenazim)

La tercera de las cuatro parashiot especiales es parashat Pará, y en lugar de leerse la haftará correspondiente a la parashá semanal, se leerá la haftará para el shabat Pará, que ha sido seleccionada del libro del profeta Iejezkel (s. V a.e.c.).

Esta lectura, que habla sobre la purificación del pueblo, fue escogida para leerse en las sinagogas este shabat, para recordarnos que debemos purificar nuestras acciones y pensamientos antes del mes de Nisán, en el cual tiene lugar la fiesta de Pésaj.

En su libro "Séder Hahaftarot", el Rav Mendel Hirsh nos dice que nuestra haftará encierra palabras de reprimenda y aseguramiento, que nos anuncian buenas nuevas de libertad ética. El profeta Iejezkel nos enseña sobre la posibilidad de elevarse hasta la cima pura de una humanidad purificada, inclusive después de la más dura caída. Su profecía viene a anunciarnos que los castigos educadores de D'os sobre el pueblo de Israel no tienen otro objetivo más que concretizar ese sentimiento de elevación.

"Y os tomaré de entre los pueblos
y os reuniré de entre todas las tierras,
y os traeré a vuestra tierra"

(36:24)

En este versículo el profeta Iejezkel destacó el objetivo final del pueblo de Israel: la reunión de los judíos dispersos por los cuatro rincones de la tierra y su retorno a la tierra prometida. Y en los próximos tres versículos el profeta nos enseñará los caminos que llevarán a la concretización de ese objetivo final, los caminos que D'os utilizará para purificar al pueblo de Israel, para que éste esté apto para el retorno.

"Y derramaré sobre vosotros aguas puras
y os purificaréis,
de todas vuestras impurezas y de todas vuestras inmundicias os purificaré"

(36:25)

Aquí encontramos la primera parte del trayecto para llegar al objetivo: la pureza. Una pureza que no es simplemente un dogma o una idea desconectada de la cotidiana realidad, sino que tiene sus raíces en un cambio en el obrar. Una pureza que representa una liberación de las consecuencias de la impureza que oscureció y enturbió la pureza de antaño.

"Y os daré un corazón nuevo
y un espíritu nuevo implantaré en vosotros,
y quitaré el corazón de piedra de vuestra carne
y os daré un corazón de carne"

(36:26)

La segunda parte del camino es descripta en este versículo. Nuevos elementos entran en nuestras vidas al tiempo que otros desaparecen. Un corazón nuevo y un espíritu nuevo pasan a tener lugar en la escena, y la remoción de un corazón de piedra que le dejará su lugar a un corazón de carne lleno de sentimiento, son un verdadero revivir en un espíritu purificado por la esencia Divina:

"Y Mi espíritu pondré en vuestro seno
y provocaré que os encaminéis por Mis leyes,
y Mis juicios cuidaréis y los harán"

(36:27).

La tercera y última etapa del recorrido encierra la idea de pertenecer a una sociedad con leyes y valores debidamente regulados para facilitar la vivencia de aquellos valores y la convivencia con ellos.

En conclusión: este es el destino del pueblo elegido por D'os para que sea luz para las naciones: un renacimiento ético y espiritual.



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