Rab Ari Kahn
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Parashat Vaera-

  "Un toque de Divinidad" El libro de Shemot representa un nuevo comienzo para el mundo.  Mientras que el libro de Bereshit habla sobre la creación y la temprana historia del mundo, de muchas maneras, Bereshit representa fracaso.  Desde la aparici&
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"Un toque de Divinidad"

El libro de Shemot representa un nuevo comienzo para el mundo.  Mientras que el libro de Bereshit habla sobre la creación y la temprana historia del mundo, de muchas maneras, Bereshit representa fracaso.  Desde la aparición del hombre en el Gan del Edén hasta la muerte de Iaacov, podemos observar muchas oportunidades perdidas.  Desde Cáin y Hével hasta la generación del Diluvio, encontramos ejemplos trágicos del fracaso del hombre.  De manera uniforme el hermano menor tiene éxito cuando el hermano mayor fracasa.  De manera uniforme, los hermanos no pueden coexistir pacíficamente.

Hay numerosas conexiones literarias y teológicas entre los dos libros que nos llevan a la conclusión que en función de entender Shemot, las comparaciones y contrastes con Bereshit deben ser considerados:

Bereshit comienza con la creación y la orden al hombre de procrear, convirtiéndose así el hombre en un socio de la creación.  Shemot comienza con la multiplicación de los judíos de una manera increíble - suficientemente increíble como para alarmar a los egipcios.

Bereshit comienza con un acto horroroso de asesinato fratricida.  Al comenzar Shemot Moshé busca a sus hermanos y mata para proteger a uno de ellos.  Esto solo debería alcanzar para alertarnos que este libro será diferente del libro anterior.

Bereshit nos muestra a Noaj en un arca mientras que Shemot nos muestra en su comienzo a Moshé flotando en un arca.  Donde Noaj fracasó como líder, Moshé tendrá éxito de una manera incomparable.

En el reino teológico, un gran cambio tomó lugar en la transición entre los dos libros.  La parashá de esta semana comienza con una declaración de D'os de que mientras los Patriarcas se relacionaron con Él de cierta manera, hay aspectos de Él que los eludieron y sólo Moshé fue enterado de esta revelación particular:

"Habló Elo-him a Moshé y le dijo a él: Yo soy Hashem.  Yo me aparecí a Abraham, a Itzjak y a Iaacov como E-l Sha-dai, pero por Mi Nombre Hashem no Me he dado a conocer a ellos" (6:2-3).

El nombre impronunciable de D'os que indica la trascendencia completa de D'os no fue revelado a los Patriarcas.  Sino que el nombre Elo-him o E-l Sha-dai fue usado cuando D'os se reveló en Bereshit.  Miremos más de cerca a los distintos nombres de D'os: el nombre "Elo-him" significa Todopoderoso.  Es el nombre utilizado para describir el comienzo de la creación:

"En el comienzo Elo-him creó los cielos y la tierra" (Bereshit 1:1).

El nombre Elo-him implica dominio sobre la naturaleza; los cabalistas subrayan que el valor numérico de "Elo-him" equivale a "Hateva"- el mundo natural, o la naturaleza.  Este nombre indica una particular relación que D'os tiene con el hombre, pero no describe la esencia de D'os en Sus términos.  Uno podría decir que desde nuestra perspectiva, este es el único aspecto que es relevante.  Nosotros, como seres creados, sólo podemos relacionarnos con D'os como un Creador.  Este parece ser el aspecto de D'os al cual estaban relacionados los Avot: Abraham llegó a "conocer" a su Creador reconociendo el aspecto de la Divinidad.  Sin embargo, Moshé llegó a entender a D'os en un nivel diferente; él percibió un aspecto que no habían visto los Avot.  

Él se relacionó con el aspecto de D'os que, por definición, va más allá del entendimiento humano: el D'os trascendente, descripto por el Nombre impronunciable, el Nombre que es tan sagrado que el hombre no tiene permitido pronunciarlo.  Pero todavía, el versículo del comienzo de nuestra parashá que presenta el Nombre de D'os es un poco confuso, porque el nombre de D'os que está conformado por la letra "iud", la "he", la "vav" y la "he", ya ha sido revelado a Moshé.  Cuando Moshé vio la zarza ardiente, el sené, D'os declaró:

"Dijo Elo-him a Moshé: así habrás de decir a los hijos de Israel: D'os, (iud, he, vav y he) el D'os de vuestros padres, el D'os de Abraham, el D'os de Itzjak y el D'os de Iaacov me ha enviado a vosotros; éste es Mi Nombre para la eternidad y ésta en Mi Mención para generación y generación" (3:15).

Esto es precisamente lo que la zarza ardiente simbolizaba.  Una visión más cercana de la sección de la zarza ardiente clarifica el tema subrayado:

"Y Moshé pastoreaba las ovejas de Itró, su suegro, sacerdote de Midián…y llegó hasta el Monte de Elo-him: a Jorev" (3:1).

Moshé estaba buscando al D'os de sus antepasados, Elo-him:

"Se le apareció el Enviado de D'os a él, en la llama de un fuego, en medio de la zarza.  Vio él y he aquí que la zarza ardía en fuego, pero la zarza no se consumía.  Dijo Moshé: me desviaré ahora y veré esta gran visión ¿por qué no consume la zarza?  Vio D'os que él se desvió para ver, le llamó a él Elo-him desde el medio de la zarza y dijo: Moshé, Moshé.  Dijo él: Aquí estoy" (3:2-4).

Mientras Moshé buscaba al D'os de sus antepasados, el aspecto innombrable, trascendente de D'os se reveló a Moshé, pero, aparentemente,  Moshé no había entendido el significado de la revelación.  La tradición que él poseía, transmitida por los Avot, concernía el aspecto de D'os que nosotros llamamos Elo-him, el D'os de la Naturaleza.  La zarza ardiente es un símbolo intrínseco de eternidad, la idea de algo que está ardiendo pero no se consume.  Es una representación metafísica, una declaración de infinidad.  Moshé se desvió para ver pero no percibió el significado, y en ese momento Elo-him lo llamó.  Luego se le dijo a Moshé que la tierra sobre la cual él estaba parado era tierra sagrada, y le fue ordenado sacarse los zapatos.  Esta es la primera vez en el Jumash que se nos cuenta sobre la tierra sagrada.  Este es un concepto que ya nos hemos acostumbrado a escuchar, pero en esta parte del texto es una nueva idea.  ¿Qué es "una tierra sagrada"?  Para ese asunto, cuál es el significado de "sagrada"?

Los Sabios nos han enseñado que la santidad es sinónimo de apartamiento, separación (ver Rashí Vaikrá 19:2).  Si ese es el caso, entonces esta tierra está separada, es diferente de otras tierras.  El otro caso como éste, escrito en el Jumash, es el Jardín del Edén.  Otra vez, no debemos perder el paralelismo entre los libros de Bereshit y Shemot: en el comienzo de Bereshit el hombre fue expulsado del Edén, y guardias fueron dispuestos en el camino de entrada, para impedir el ingreso del hombre.  Ahora, Moshé estaba parado a los pies de la montaña sagrada y vio una visión que no era de este mundo.  En ambos lugares la trascendencia de D'os se sintió:

"Y escucharon la voz de D'os Elo-him que se dirigía por el jardín cuando declinaba el día, y se escondió el hombre…" (Bereshit 3:8).

Sin embargo, hay una conexión más profunda entre estos maravillosos lugares que se hace aparente cuando consideramos el significado de la zarza ardiente.  La primera asociación que encontramos está conectada con el Sinai, y en consecuencia con la entrega de la Torá.  Ambos, el Sinai y la zarza, son lugares de revelación; el Sinai es una macrorevelación, para todo el pueblo, y la zarza, una microrevelación dirigida exclusivamente a Moshé.  Esta asociación comienza con el versículo:

"Cuando saques al pueblo de Egipto deberán servir a Elo-him sobre esta montaña" (3:12).

En este pasuk se le dice claramente a Moshé que él retornará a este lugar para servir a D'os.  El propósito de dejar Egipto, entonces, no fue meramente político; la culminación del Éxodo tomó lugar en esa misma montaña - donde la Torá fue entregada.

Los Sabios ven la conexión en otro nivel:

"Y Moshé pastoreaba las ovejas de Itró, su suegro, sacerdote de Midián…y llegó hasta el Monte de Elo-him: a Jorev" (3:1).

    

El nombre del lugar donde la revelación tomó lugar fue Jorev.

"Rabí Eliézer Hamodaí dijo: desde el día en que el cielo y la tierra fueron creados, el nombre de la montaña fue Jorev.  Desde el momento que D'os se reveló en la zarza (sené), (el nombre fue cambiado) y la montaña fue llamada Sinai…Es realmente el mismo lugar que Jorev.  ¿Cómo sabemos que los hijos de Israel recibieron la Torá en Jorev?  Como está escrito: 'el día que estuvieron frente a D'os en Jorev (Devarim 4:10)'" (Pirké Derabí Eliézer, cap. 40).

La conexión entre la zarza ardiente y el Sinai, el lugar de la entrega de la Torá, se eó.  Las conexiones, sin embargo fueron más profundas aún.  La imagen de la zarza fue reproducida en el momento de la entrega de la Torá, cuando se nos dice que D'os se reveló en el medio del fuego:

"Y la montaña ardía en fuego hasta el corazón de los cielos" (Devarim 4:11).

Ahora podemos apreciar que la zarza ardiente fue una microrevelación parecida a la macrorevelación del Sinai.  Pero, ¿por qué una zarza?  El simbolismo de un árbol conectado con la Torá es obvio: el "árbol de la vida" del Jardín del Edén!  Se nos enseña en el libro de Proverbios que el árbol de la vida es la Torá!

"Mi hijo, no olvides mi Torá (Mishlé 3:1).  Ella (la Torá) es un árbol de vida para aquellos que la tienen" (Mishlé 3:18).

El Talmud explica:

"Dijo Rabí Jiá Bar Abá en nombre de Rabí Iojanán: Todo aquel que prolonga su oración y espera que sea aceptado su pedido por causa de ello finalmente tendrá dolor en su corazón, como está escrito: 'Un pedido intenso es un dolor de corazón…' (Proverbios 13). ¿Cuál es el remedio para eso?  Que estudie Torá, como está escrito: '…mas el árbol de vida es un deseo realizado' (final del versículo anterior) y el árbol de vida no es sino la Torá, como está escrito: 'Ella es un árbol de vida para aquellos que la tienen'" (Berajot 32b).

El árbol de la vida simboliza la Torá; mucho después de la expulsión del hombre, Moshé se acercó a la zarza en llamas.  Esta zarza es el conducto entre el Edén y el Sinai.  No es otro que el árbol de la vida.  En Bereshit el hombre fracasó, y fue expulsado del Jardín antes de haberse acercado al Árbol de la Vida - Torá.  El error del hombre fue haber tomado el fruto del Árbol del  Bien y del Mal - llamado frecuentemente el Árbol del Conocimiento.  Si reconocemos que el otro árbol - el Árbol de la Vida - fue el árbol de la Torá, estamos forzados a reevaluar nuestro entendimiento sobre el árbol del conocimiento, el árbol del bien y del mal, llamado en hebreo etz hadáat.

Inmediatamente después del episodio de la expulsión del Edén, está escrito que Adam "iadá" - conoció - a su mujer.  Aparentemente la palabra "iadá" implica una experiencia.  Similarmente, el Árbol del Conocimiento fue un árbol de experiencia.  Si Adam hubiese obedecido la orden de D'os, él hubiese primero tomado de la Torá, y luego hubiese podido dirigirse hacia las experiencias.  El problema fue que la serpiente usó su poder seductor y destructor para alejar al hombre del Árbol de la Vida.

La idea de la serpiente en el Jardín del Edén es el concepto del deseo de la muerte, el deseo del hombre de evadirse de la vida:

"Resh Lakish enseñó: 'El instinto (malo) del hombre lo ataca todos los días e intenta matarlo'" (Sucá 52a).

Los Sabios nos enseñan que el ángel de la muerte, el instinto malo y el Satán son de hecho una sola fuerza (Baba Batra 16a), y éste es el dominio de la serpiente.  El antídoto para combatir esta fuerza es la Torá:

"Fue enseñado en la escuela de Rabí Ishmael: 'si te encuentras con aquel repugnante (el instinto malo) arrástralo hasta el Bet Midrash" (Sucá 52a).

La cura para la tentación representada por la serpiente existía antes que la enfermedad: la intención de D'os, su orden a Adam, fue dotarlo al hombre con Torá antes de enfrentarlo con la experiencia.

Ahora bien, muchos años más tarde, un nuevo día amanecía.  Shemot es un nuevo comienzo, una nueva creación.  Moshé estaba frente a la zarza ardiente, un árbol que representaba la Torá y, más tarde, el Sinai.  En ese preciso momento, Moshé le pregunta a D'os sobre Su esencia; él buscaba Su nombre.  Finalmente, él preguntó:

"Dijo Moshé a Elo-him: He aquí que yo voy a ir a los hijos de Israel y les diré: El D'os de vuestros padres me ha enviado a vosotros.  Si me dijeren: ¿Cuál es Su nombre?  ¿Qué habré de decirles a ellos? (3:13).

La trascendencia de D'os lo miró fijo en la cara, y aún así Moshé estaba inseguro de la significancia de la revelación:

"Respondió Moshé y dijo: Pero he aquí que ellos no me creerán a mí y no escucharán mi voz; ya que ellos dirán: No se te ha revelado D'os!  Le dijo a él D'os: ¿Qué es esto, en tu mano?  Dijo él: una vara.  Dijo Él: arrójala a la tierra.  La arrojó a la tierra y se convirtió en serpiente.  Y huyó Moshé de ante ella" (4:1 - 3).

La vara, que era después de todo, sólo un trozo de madera, pudo convertirse en una serpiente.  Cuando Moshé vio esta serpiente él se asustó justificadamente, no sólo porque la serpiente es peligrosa, sino porque ella simboliza el pecado.  Nuestra experiencia previa con la serpiente dejó consecuencias desastrosas en el mundo.  Pero en ese momento, las cosas eran diferentes:  estando parado frente al sené - Sinai - "Árbol de la Vida", se le mostró a Moshé que él puede controlar a la serpiente.  El antídoto estaba en sus manos.  El mal podía ser contrarrestado.  Cuando uno se conecta con el D'os Trascendente, por medio de la Torá, el mal no tiene lugar para accionar.  Ahora podemos apreciar mejor la declaración con la que comienza nuestra parashá, cuando D'os se revela (otra vez) a Moshé.  Antes de esto, al final de la parashá pasada, Moshé expuso una seria pregunta a D'os:

"Retornó Moshé ante D'os y dijo: D'os, ¿por qué has hecho el mal a este pueblo?  ¿Por qué es que me has enviado?  Puesto que desde que me he acercado al Faraón, para hablar en Tu Nombre, él ha maltratado más a este pueblo.  Pero, Tú no has librado a Tu pueblo!" (5:22 - 23).

Una vez que Moshé entendió la idea de un D'os infinito y compasivo que redimiría a Su pueblo, Moshé cuestionó el sufrimiento de su pueblo.  ¿Por qué el mal aún prospera?  Si miramos el acontecimiento de la revelación en la zarza, podemos discernir que, de hecho, D'os ya había contestado la pregunta, pero de manera oculta.

"Dijo Elo-him a Moshé: Así dirás a los hijos de Israel: D'os (iud, he, vav y he), el D'os de vuestros padres, el D'os de Abraham, el D'os de Itzjak y el D'os de Iaacov me ha enviado a vosotros; éste es Mi Nombre para la eternidad y ésta es Mi Mención para generación y generación" (3:15).

En este pasuk, el nombre de D'os es revelado, y D'os dijo "este es Mi Nombre para la eternidad", pero a la palabra "eternidad" - que normalmente se escribe: ain, vav, lamed, mem - le falta la vav.  Entonces lo que se pronuncia "olam" está escrito "elem", lo que significa "oculto" (ver Pesajim 50a).  Aún en el momento de la revelación, el Nombre de D'os debe quedar oculto, y recordamos la prohibición rabínica de no pronunciar Su Nombre.  Éste queda impronunciable, aún cuando es revelado.  En este mundo el Nombre de D'os queda oculto, pero llegará el momento cuando el nombre de D'os será claro y sabido.

"'Y D'os será Rey sobre toda la tierra; en ese día D'os será Uno, y Su Nombre será uno'.  ¿Entonces Él no es Uno ahora? - Dijo Rabí Ajá Ben Janiná: No como este mundo es el mundo venidero.  En este mundo, por buenas cosas uno dice: 'Él es bueno, y Él hace el bien', mientras que por malas cosas él dice: 'Bendito es el juez de la verdad'; mientras que en el mundo futuro sólo se dirá: 'Él es bueno, y Él hace el bien'.  'Y Su Nombre será uno': ¿qué significa uno? 'No es ahora Su Nombre uno? - Dijo Rabí Najmán Ben Itzjak: no como este mundo es el mundo venidero.  En este mundo Su Nombre está escrito: iud, he, vav y he pero se lee como si estuviera escrito: alef dalet, nun y iud, pero en el mundo venidero todo será uno: estará escrito con iud he y se leerá iud he" (Pesajim 50a).

La palabra olam no es la única palabra en esa oración que está escrita con un defecto; "generación y generación" está también escrito sin una vav, como diciendo "aquí está Mi Nombre, pero sepan que no puede aún ser manifestado completamente".

¿Qué es lo que estamos esperando?  ¿Qué pondrá fin al mal?  El término "para generación y generación" se encuentra en otro contexto: la batalla con Amalek, la expresión de la maldad en la historia:

"Dijo: pues la Mano (en juramento), está sobre el trono de D'os: guerra tendrá D'os contra Amalek, para generación y generación" (17:16).

Aquí las palabras "generación y generación" están escritas otra vez con un defecto; en adición, la palabra "trono" - kisé - kaf, samej, alef, está escrita sin la alef (kes).  El trono de D'os, está de generación en generación, así como Su Nombre es incompleto.  Amalek, el representante viviente del mal, prospera.  Esto es lo que impide que el Nombre de D'os sea uno, o en otras palabras, esto es lo que impide que la Unicidad de D'os se manifieste en este mundo.

Como ya hemos visto, el antídoto para el mal es la Torá.  Amalek atacó al pueblo judío antes de la entrega de la Torá, así como la serpiente atacó antes de que el hombre comiera del árbol de la vida.  Esto es lo que le molestaba a Moshé al final de la parashá pasada.  Su entendimiento de D'os como compasivo y trascendental lo hizo creer que todo mal sería erradicado tan pronto como D'os se hiciera conocer en Egipto.  Esta es la razón por la cual D'os debió regresar a la enseñanza en el comienzo de la parashá de esta semana: Todas las promesas se concretaron, los judíos dejaron Egipto, y entraron en su propia tierra.  Pero para que el mal se destruya, algo más tenía que pasar: La Torá tenía que ser recibida, y cuidada.  Este es el Arbol de la Vida.

Hay una tradición cabalística, citada por el Rambán en la introducción a su comentario a la Torá, de que toda la Torá, escrita en fuego blanco y fuego negro, es de hecho, el Nombre de D'os (ver Ierushalmi Shekalim 6:1).  Este nombre de D'os está también oculto.  El Zohar enseña que hay 600.000 letras en la Torá (Zohar Jadash, Shir Hashirim 74b), y que cada alma tiene su propia conexión con la Torá.  Pero contando verdaderamente da un resultado de 304.805 - solamente la mitad de ese número!

Sin embargo, debemos tomar en consideración ambos fuegos, el blanco y el negro: La Torá consiste de elementos que son fácilmente discernibles - las letras, el fuego negro, como de elementos difíciles de encontrar - el fuego blanco.  El Nombre de D'os está oculto en este mundo; la función de revelar ese Nombre nos fue dada a nosotros, el pueblo judío.

Moshé tenía una misión que difería de la misión de nuestros Patriarcas.  Ellos entendieron la grandeza de D'os a través de la naturaleza; ellos se conectaron con Elo-him.  Moshé, por otro lado, estaba destinado a traer la Torá de los cielos a la tierra; es por eso que Moshé necesitaba entender la idea de lo trascendente en función de cumplir con su misión.  Pero para que el Nombre de D'os sea revelado completamente en la tierra, todas las partes de la Torá deben ser conocidas.  Este es el secreto de las 600.000 letras: cada alma judía debe completar su función, debe darse cuenta de su conexión única con la Torá.  Entonces y sólo entonces, el mal dejará de existir.  

El pueblo judío está entretejido junto con la Torá y con D'os respetuosamente.  Si el pueblo está incompleto en sus acciones, entonces la Torá está incompleta en sus enseñanzas y D'os queda incompleto en Su manifestación en este mundo.  Pero vendrá un tiempo en el que el hombre, a través de sus acciones, permitirá que la Torá, y por extensión, el Nombre de D'os sean revelados.  El mundo, entonces, reobtendrá su inocencia y será como un Edén, la serpiente será matada.  El Nombre de D'os será conocido y celebrado universalmente:

"Y D'os (iud, he, vav y he) será Rey sobre toda la tierra, en ese día D'os (iud, he, vav y he) será Uno y Su Nombre será uno" (Zejariá 14:9)

 



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