Rav Baruj Mbazbaz
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Parashat Vaieshev-6

LA FE DE IOSEF HATZADIK Todos sabemos que Iosef, uno de los doce hijos de Yaacov Avinu, fue vendido como esclavo por sus hermanos. De un amo a otro pasó, hasta llegar finalmente a Egipto, a manos de Potifar, ministro del Faraón egipcio. Con apenas diecisiete años, de un d&
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LA FE DE IOSEF HATZADIK

Todos sabemos que Iosef, uno de los doce hijos de Yaacov Avinu, fue vendido como esclavo por sus hermanos. De un amo a otro pasó, hasta llegar finalmente a Egipto, a manos de Potifar, ministro del Faraón egipcio.

Con apenas diecisiete años, de un día a otro se encontró con una realidad en todo distinta a la conocida. De hombre libre pasó a ser esclavo, y del seno de la tradición judía, a la opuesta egipcia.

Seguramente era extrema su confusión, así como inimaginable su dolor. La prueba a la que se enfrentaba tuvo que parecerle necesariamente terrible: había que decidir de acuerdo a qué valores y como encaminaría su vida a partir de ese momento. No podía ser sencilla, jamás, su situación.

Y aún así el versículo atestigua (Bereshit 33,3) "Y vio su amo que D's estaba con él, y que todo lo que hacía Iosef, era bendito por el Eterno".

Pero ¿Cómo es que su amo lo notó? Rashi explica quee Iosef tenía el Nombre de D"s constantemente en sus labios, que Lo recordaba en todo instante. Y como sus mayores, no dejaba pasar oportunidad sin proclamar, para que lo supieran alrededor suyo, la existencia y unidad del Supremo Creador.

¿No es digna de alabanza esta grandeza? Era esclavo, todavía un muchacho, y no se avergonzaba ni temía expresar su fe incondicional en D"s y su apego a Él; ni siquiera delante de personas cuya cultura y religión estaban bañadas de idolatría. Potifar comenzó así a considerarlo seriamente; y como lo vio capaz de mucho, acabó nombrándolo jefe de toda su casa.

Su confianza en Iosef fue tal, que al fin dejó todo en sus manos, desligándose por completo de los asuntos domésticos.

La parashá continúa refiriendo que Iosef era un hermoso joven. Esto despertó el deseo de la esposa de Potifar, quien aprovechó el primer momento propicio para hacérselo saber a Iosef. Insólita, tajantemente, él declinó la invitación.

Nuevamente, la grandeza de Iosef. No sólo se negó: aún adujo razones, no morales ni legales (en Egipto se prohibía y penaba entonces la infidelidad matrimonial) sino trascendentales: “¡Cómo cometería yo un mal tan grande pecando ante D"s!" (Bereshit 39,9).

Al oír esta respuesta, la esposa de Potifar lo acusó falsamente y losef fue castigado con el encierro. Sin embargo, en esta oportunidad tampoco lo abandonó D's. Poco tiempo pasó y el jefe de la cárcel sintió gran simpatía por él, y al fin lo nombró encargado de la prisión.

Entonces sucedió que una mañana, Iosef vio a dos presidiarios más preocupados que de costumbre.

Cuando se acercó a averiguar el motivo, supo que cada uno había soñado un sueño y que el desconocer su significado los atormentaba en demasía. Iosef les aconsejó que no se preocuparan. La llave de los sueños, dijo, está en manos de D's. Luego les pidió que le contaran cada uno su sueño y que con Su ayuda, él les revelaría su oculto sentido.

Una vez más vemos que la fe de Iosef en D's no decayó en absoluto. Incluso en esa situación tan difícil, siendo un esclavo y aún encarcelado, Iosef record ante aquellos idólatras el nombre divino, Cuyo es el dominio en la tierra toda. (Tiempo después, ambos sueños se cumplieron exactamente como Iosef los había interpretado).

La próxima parashá asimismo cuenta que el Faraón soñó dos sueños y que por la mañana convocó a sus consejeros y sabios a fin de que intentasen develarlos. Nadie consiguió hacerlo. No obstante, uno de los ministros recordó de pronto que durante su estadía en prisión, había conocido a un joven interpretador, por lo que el Faraón ordenó traerlo.

Así que Iosef fue sacado de la oscura prisión luego de dos años. Después de cortarle el pelo, acicalarlo y vestirlo dignamente, lo condujeron al palacio. Allí, en Presencia de toda la corte, el Faraón le explicó el caso, Y otra vez, sin titubear, losef corrigió: “No yo, sino D”s interpretará los sueños para bienestar del Faraón” (Bereshit 41,16).

Ambos sueños no eran sino uno y el mismo, en el que D”s revelaba los hechos futuros al Faraón: primeramente vendrían siete años de abundancia y luego, siete de sequía y hambre; con lo cual losef vuelve a recordar que D”s es quien controla el mundo: “D”s esta apresurándose para llevar a cabo su plan” (Bereshit 41,32).

En el Egipto de entonces estaba prohibido nombrar a D”s, y más aún delante del Faraón, desde que él mismo se consideraba una deidad. losef sabía que el estar delante del Faraón era una irrepetible oportunidad de demostrar al rey su inocencia en relación a la esposa de Potifar; también sabía que podía fácilmente, si tan sólo se limitaba a interpretar los sueños del Faraón, dejar la triste condición de esclavo y recuperar la ansiada libertad. Y con todo, decidió aprovechar ese momento para santificar su excelso Nombre, afrontando el riesgo que ello significaba: regresar a prisión o incluso ser sentenciado a muerte.

 Si imitáramos pues la conducta de losef, recordando el Nombre Divino en cada circunstancia, llegaremos a desarrollar una completa fe en El y alcanzaremos la conciencia de que todo lo que en el mundo ocurre responde a Su designio, todo bondad.



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