Rav Avigdor Miller sobre las malas excusas
Pregunta:
¿Quizás no podamos culpar a las personas por no aprobar las pruebas a las que se someten? Quizás algunas personas sean demasiado débiles; como el niño judío del que habló esta noche que se hizo budista. Él era de una familia no tradicional, por lo que no conocía nada mejor.
Respuesta:
Tenemos que saber que cuando se trata de las pruebas que se nos presentan, la debilidad o la flaqueza mental no es una excusa.
¿Por qué un universitario nacido en una familia irreligiosa viaja al Lejano Oriente para ingresar en un monasterio budista? Él sabe que es judío. Entonces, ¿por qué no pone a prueba su propia fe?
Porque ciertamente al principio no sabía nada del budismo. ¡Le dedicó mucho tiempo! Entonces, si se afeita la cabeza y se deja crecer una colita, se pone una bata color azafrán y se para en la avenida Kings Highway en el metro de la calle presumiendo que es budista, ¿qué deberíamos decir? ¿Deberíamos decir “Nebaj—pobrecito, me da lástima por él”?. ¿”Venía de una familia laica que no practicaba el judaísmo”? ¡Pero ellos tampoco practicaban el budismo! Y le tiene bastante lealtad al budismo; significa eso que se volvió en contra de sus padres, y le dio una patada a la fe de su madre, la despreciaba y por lo tanto se convierte en uno de los mordim-- rebeldes y poshim--transgresores.
¿Por qué las personas tienen habilidades en los negocios –porque pudieron aprender una profesión, pero cuando se trata de aprender Torá, afirman que se sienten imposibilitados de cumplir la Torá porque “no saben”? ¿Qué quieres decir con que no aprendiste? ¡Aprendiste electrónica ! ¿NO?
Sabes, yo no puedo reparar un televisor. Es bastante complicado. Pero si tienes suficiente cerebro para aprender a reparar un televisor, ¿por qué no tienes suficiente cerebro para aprender por ejemplo a traducir Kitzur Shulján Aruj a tu idioma? ¿O al menos leer uno que ya esté traducido?
La respuesta es que podría haber algunas excusas, pero hay muchas menos de las que pensamos. ¡Muchas menos!
La gemara—el Talmud- cuenta una historia.
Un sabio caminaba junto a un río y encontró un am ha'aretz—un neófito-, un hombre ignorante, que pescaba con redes. Y el sabio estaba repasando asuntos de Torá consigo mismo. Entonces, al pasar, el ignorante empezó a reírse de él.
Entonces el sabio le dijo: “¿Por qué te ríes? ¡Deberías hacer lo mismo que yo!
El hombre ignorante dijo: “¡Bueno, nunca aprendí! ¡¿Qué esperas de mí?!
Entonces el sabio le preguntó: '¿Quién tejió estas redes?'
Entonces el ignorante dijo: 'Yo tejí las redes'.
El sabio dijo: “Sabes, tejer redes es todo un arte. Yo no puedo hacerlo.
Ahora, si tienes suficiente cerebro para aprender a tejer redes, entonces deberías haber tenido suficiente cerebro para aprender Torá”.