Adaptación Rav Gabriel Guiber
La Hoja

La Nueva Hoja Nueva - PERASHAT SHEMOT-18

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HAKADOSH BARUJ HU NOS SALVA - DE SUS MANOS

En un restaurante de lujo de Francia, estaba sentado un millonario, no iehudi, llenando su estómago. En el otro extremo del salón comedor, estaba sentado un hombre, y sus vestimentas atestiguaban que se trataba de un iehudi. El iehudi se veía alegre y feliz, y esa realidad era muy desagradable para el millonario.

Tanto era su odio hacia los iehudim, hasta que llamó al mozo y le pidió: “por favor, prepara una porción especial para cada uno de los asistentes, a mi cuenta, pero con una condición: al iehudi, no le darás nada”.

El mozo asintió con la cabeza, entendió las intenciones del cliente y se dispuso a cumplir su pedido. Los comensales recibieron con alegría la agradable sorpresa que les llegaba gratuitamente, y comieron con satisfacción. Pero, también para la sorpresa del millonario, el iehudi se seguía mostrando muy alegre, y tal vez más que antes…

No pasaron muchos minutos y este hombre llamó nuevamente al mozo: “por favor, prepara para todos los presentes el plato más valioso que tengan en este comedor, a mi cuenta, por supuesto, ¡pero recuerda! ¡A ese iehudi tan sonriente no le servirás!”

Estaba tan enojado, como si estuviera sentado sobre brasas ardientes. Pero, otra vez, el iehudi no se enojó ni cambió su semblante después del desprecio que le hizo, o tal vez sí cambió su semblante, parecía que su sonrisa era todavía más amplia…

Esto aumentaba aún más el odio de este pobre (aunque millonario) hombre. También ofreció a todas las personas, café y tortas, desde luego, exceptuando al iehudi que ya desbordaba de felicidad...

Cuando ya por tercera vez no vio en el iehudi señales de ruptura, no pudo contenerse. Se levantó y fue directamente hacia la mesa del iehudi, para descargar con él toda su furia. Llegó hasta él y gritó a toda voz…

El iehudi sonrió todavía más, y en voz muy baja le susurró al hombre: “yo soy el dueño de este restaurante”…

Vemos, que el faraón hace un decreto para que Moshe, el futuro conductor del pueblo de Israel, muera y el pueblo quede subyugado. ¿Y quién salva a Moshe? Justamente, y no otra, sino la hija del faraón. Ella es la enviada por Hashem para que se trunquen las intenciones del faraón, su propio padre…

Otra cosa más hizo el Creador: poner en su corazón un sentimiento de piedad al ver a Moshe en la canasta. Y de allí el siguiente paso, criar a Moshe en el palacio de su padre.

Y hay más, la hija del faraón llamó al niño “Moshe”, diciendo (ese es el significado en la lengua egipcia): “de las aguas fue tomado (rescatado)”.
Y resulta tan asombroso, ¿para qué tenía la necesidad de “publicar” que había pasado por la orden de su padre salvando al niño de las aguas del río? Por el contrario, sería más digno y razonable ocultar este hecho prohibido.

Justamente, esto también está bajo la supervisión de Hashem Itbaraj, que el mismo faraón y toda la gente del palacio llamen al niño con este nombre, y no se den cuenta de su significado, ni de lo que ellos mismos están diciendo...

De las palabras de rabenu Haalshij y de otros comentaristas, vemos que Hakadosh Baruj Hu hizo así, para engrandecer el Honor del Cielo a los ojos de los egipcios, y para que todos sepan lo dicho por el rey Salomón (Mishle 21,30), que no hay sabidurías, ni consejos frente al Creador… No sólo que no pudieron anular los pensamientos de Hashem, sino que ellos mismos fueron los que “ayudaron” a que se cumplan. Ellos mismos criaron a Moshe Rabenu en el mismo palacio del faraón, y no en forma oculta sino a la vista de todo el mundo.

¿Y quién provocó esto? El mismo faraón, con sus propias manos armó la historia de la salvación de Israel…

Por eso, nos lo aclara rabenu Iosef Jaim, si Moshe Rabenu se hubiera salvado por intermedio de un Angel, esto no sería suficiente para romper la soberbia del faraón, de sus ministros y de sus hechiceros, porque podrían decir: “nosotros hicimos todo lo que estaba en nuestras manos, ¿y qué podemos hacer si el D-s de Israel envió un Angel para salvar a Su Pueblo? ¿Acaso nosotros tenemos la fuerza para pelear contra los Angeles?”

Pero ahora, cuando todos ven que el conductor de Israel se salva por medio de la hija del faraón y crece en el palacio del faraón, la decepción no tiene medida, ¡resultaba para ellos más duro que las diez plagas juntas!

Una señal que refuerza estas palabras, la encontró rabenu Iosef Jaim en el versículo (Tehilim 44,8): “porque nos salvaste de quienes nos oprimen y avergonzaste a quienes nos odian”.

Cuando nuestra salvación llega a través de quienes nos oprimen (como en nuestro caso, que el faraón decreta contra los iehudim y la salvación llega de su mano), entonces, los opresores pasarán una gran vergüenza, al ver que no hay sabidurías ni consejos frente a los designios de Hashem Itbaraj…

Realizando una mirada superficial, encontramos que el mundo está compuesto por dos campamentos: el campamento de los creyentes en Hashem y el campamento de los que reniegan al Creador.

Los creyentes, intentan cumplir con Su Voluntad, en la medida de lo posible, y utilizando todas sus fuerzas. En cambio, los que no creen, hacen todo lo posible para satisfacer sus propios deseos (o al menos eso es lo que suponen).

La Tora nos enseña que la realidad es otra, todo lo contrario a lo que suponemos. No existe ninguna creación que no cumpla, al pie de la letra, con la Voluntad del Creador. Lo que sucede es que los creyentes, cumplen Su Voluntad por su propia voluntad (valga la redundancia), y los demás también cumplirán con Su Voluntad, aunque lo harán por la fuerza, y muchas veces sin saberlo (o hasta creyendo que luchan en su contra)…

Esto es lo que está escrito “tiempo de sufrimiento es para Iaacov y de él surgirá la salvación”, exclusivamente el sufrimiento será lo que provocará la salvación…

Cuando finalizó la guerra de los seis días, el día en que Israel vence a los ejércitos árabes, el Maran, rabenu Ovadia Iosef ztz”l, dictó una conferencia de fortalecimiento y a la vez, agradecimiento, por los milagros que Hashem le hizo a Israel, y entre sus palabras, dijo (como encontraron posteriormente en sus anotaciones sagradas):

Un soldado iehudi que volvió de Sinai después de la guerra, recitó la bendición “Hagomel” con lágrimas. Cuando le preguntaron sobre qué estaba bendiciendo, respondió: estando en el campo de batalla, un misil egipcio impactó sobre nuestro tanque, que empezó a quemarse. Intentamos escapar pero la compuerta se trabó por el impacto y quedamos encerrados, con el tanque en llamas.
Sin alternativa, mi compañero y yo, recitamos el “Keriat Shema” con lágrimas, esperando el final…
De pronto, otro misil impactó directamente sobre el tanque, específicamente sobre la compuerta, ¡abriéndola! Salimos de inmediato y nos ocultamos en una trinchera…

Así explicó el Maran ztz”l lo que decimos en la Hagada de Pesaj: “y Hakadosh Baruj Hu nos salva de sus manos…”, de las manos de los no iehudim, que justamente con sus acciones para hacer el mal… con sus acciones hacen florecer la salvación para Israel.

Traducido del libro Otzaroteinu.

Leiluy Nishmat

Israel Ben Shloime z”l

Lea (Luisa) Bat Rosa Aleha Hashalom

Iemima Bat Abraham Avinu Aleha Hashalom