La menorá del Templo  es un candelabro de siete brazos que, según se describe en la Torá, se utilizó en el Tabernáculo y luego en el Templo de Jerusalén, junto a los otros artefactos que fueron labrados para el servicio Divino, la Avodá. 

Desde la antigüedad, ha servido como un símbolo judío y del judaísmo tanto en la Tierra de Israel como en la diáspora. Esta Menorá se convirtió en el emblema oficial del Estado de Israel tras su fundación en 1948.

Según la Torá, la menorá estaba hecha de oro puro, HaShem le mostro a Moshe como debía hacerse y Betzalel, el artesano que hizo todos los “utensilios” del Templo, la labró de una pieza de oro puro. Como dato al margen de la pureza que representa la menorá y  la llama, el único combustible permitido para encender las candelas era el aceite de oliva puro, proveniente de la primera gota que producía la presión de la oliva. 

Sin embargo en el libro de Melajim leemos que en el  primer Templo, habían diez menorot que el Rey Shlomo mandó a hace para la belleza del primer Beit HaMikdash y estas posteriormente también fueron saqueadas por los los distintos ejércitos que conquistaron Yerushalayim.

También está mencionado en algunas fuentes, que en el Segundo Templo había una menorá, sin  embargo tras la destrucción romana de Jerusalén y del Templo en el año 70 de la era común, fue llevada a Roma, así como está representado en el Arco de Tito, que aún se conserva en pie. En ese  arco se representa la menorá siendo cargada por los soldados triunfantes junto con otros despojos del templo destruido. 

Se han propuesto muchas teorías sobre el destino final de la menorá original que hizo Betzalel, pero no se ha registrado ninguna evidencia clara de su ubicación desde la antigüedad tardía hasta nuestros días.

La menorá se utiliza frecuentemente como símbolo en el arte judío. No existen representaciones de la menorá del período del Primer Templo, pero se han registrado algunos ejemplos que datan del período del Segundo Templo. Entre las imágenes de la menorá descubiertas se incluyen las monedas de Antígono II Matatías, el último rey hashmoneo de Judea, así como en algunos los muros de la Ciudad y antiguas tumbas  en Jerusalén, y también en objetos como la piedra de Magdala. 

Tras la destrucción del Segundo Templo, la menorá pasó a ser reconocida como un símbolo judío distintivo y se representó en muros de tumbas, suelos de sinagogas, esculturas y relieves, así como en objetos de vidrio y metal. Desde entonces, la menorá también se ha utilizado para distinguir sinagogas, cementerios judíos y lugares de culto. Cabe destacar que la menorá de nueve brazos, está estrechamente relacionada con la festividad judía de Janucá. Según el relato de nuestros sabios, citado por Rashi, cuando los príncipes de cada tribu trajeron sus ofrendas, la tribu de Levi fue la única que no participó. Aharon según se relata se debilitó de pena. HaShem lo consoló, diciendo “lo tuyo es mas grande que lo de ellos”, mientras la menorá solo se podrá encender y utilizar mientras el Templo esté en pie, la menorá de Januca que se enciende durante 8 días, será encendida por generaciones incluso después de la lamentable destrucción del los 2 Templos.

Una representación de la Menorá la encontramos en la Piedra de Migdal—Magdala. Esta Piedra con el diseño distinto de una menorá fue excavada durante una investigación arqueológica en Magdala al norte del lago Tiberiades. 

En 2009, se descubrieron en ese lugar las ruinas de una sinagoga que data de lo años anteriores a la destrucción del Segundo Templo. Dentro de las ruinas, se excavo un bloque de piedra tallada que, entre otros relieves ornamentales, presentaba en su superficie el tallado de un candelabro de siete candelas, que difiere notablemente de la representada en el Arco de Tito, y que posiblemente fue tallada por un testigo presencial del trágico momento de la destrucción del Templo de Jerusalén. 

Esta antigua piedra es uno de los descubrimientos arqueológicos más significativos en la historia de Israel y presenta la forma más antigua de una menorá jamás encontrada. 

El bloque probablemente fue tallado por alguien que vio la menorá en el Templo, lo que crea una conexión especial entre el pasado y el presente.

Representación de la Menorá en el Arco de Tito en Roma

La representación más famosa que se conserva de una menorá del Segundo Templo se representó en un relieve del Arco de Tito, que conmemoraba su desfile triunfal en Roma tras la destrucción de Jerusalén en el año 70 de la era comun. 

Su ejército entró en nuestro hogar, nuestro lugar más sagrado, y se apoderó de todo lo que nos pertenece. Se apoderó de algo tan valioso y preciado para nosotros como las vasijas, altares e implementos del Templo.

Cabe mencionar que las fuentes rabínicas mencionan que los artefactos del Templo, nunca salieron de Yerushalayim y fueron enterrados por los cohanim antes de la destrucción del Templo. Por lo tanto podemos suponer que si algo fue sacado y llevado a Roma, es una de las 10 réplicas de la Menorá que hizo el Rey Shlomo para el Primer Templo y no la Menorá original del Tabernaculo.

El  Ponovezher Rov, Rav Yosef Shlomo Kahaneman, viajó por todo el mundo recaudando fondos para su Yeshivá en Bnei Brak. En uno de sus viajes, llegó a Roma e insistió en visitar el Arco de Tito ¡de inmediato! 

Cuando llegó al lugar, salió del coche, se quedó parado en el frío gélido y gritó:¡Tito! ¡Malvado Tito! Mira bien lo que ha ocurrido. Arrastraste a mi desventurado pueblo fuera de nuestra tierra hace dos milenios y lo condujiste a un exilio del que nunca regresaría. Regresaste a tu casa, a Roma, la nación más poderosa de la tierra, en gloria y triunfo. Pero Tito, ¿dónde estás ahora? ¿Qué ha sido de toda esa gloria que fue Roma? ¿Qué ha sido del imperio que se suponía infalible…?

 “Titus titus Avoi Bist Du?” ¿Titus dónde estás?,nosotros seguimos aquí! 

Deberíamos tomar esto como un mensaje importante: Hashem nunca nos abandonará, y con su ayuda todavía seguimos acá, como dice en Tehilim 16-16: “Porque HaShem no desamparará a su pueblo, Ni abandonará a su legado”.