Iaacov Retorna a Sus Raíces
Génesis 32:4 - 36:43
Algunos años atrás, una mujer anciana que yo conocía viajó con algunos amigos en un auto a través de América. Para esta mujer, Denver era la cima del viaje, pues este era el lugar en el cual ella había pasado 15 años de su vida.
Después de llegar a Mile High City, ella buscó su viejo vecindario, y encontró la casa en la cual había crecido. Los que vivían en la casa la dejaron entrar y la mujer estuvo allí unas horas deleitándose en la casa de su niñez, y una ola de serenidad la envolvió - la cual continuó a lo largo del viaje. Luego, una semana después de que regresó a su casa, ella murió.
Retornar a las raíces de uno, al comienzo del viaje, puede ser una experiencia poderosa. Además de proveer una conclusión, puede también ayudar a la persona a reconocer mejor todo lo que ha pasado a lo largo del camino de la vida.
Un ejemplo impactante tiene lugar en la parashá de esta semana, Vaishlaj. Después de 20 años, Iaacov regresa a Quenaan. Dos décadas antes, sin un centavo y con temor, él se había escapado de su hermano Esav. Una noche, durante ese viaje de temor, en un lugar llamado Bet El, él tuvo un sueño en el cual D'os le prometió que lo ayudaría y lo guiaría.
Ahora, 20 años más tarde, después de que Iaacov regresó a Quenaan, D'os le ordena regresar a Bet El. Esta vez, sin embargo, Iaacov no está solo, pues él regresa casado y con 12 hijos. En lugar de estar sin un centavo, él es bastante rico. Y a pesar de que antes él sentía temor, ahora es la población local la que teme de Iaacov y su entorno.
Pero no fue simplemente su estado financiero que había mejorado; también Iaacov era un hombre distinto espiritualmente hablando. En el encuentro anterior con D'os en Bet El, Iaacov se había castigado a sí mismo por no haber reconocido la santidad del lugar. (Sin embargo, un error así no es realmente sorprendente, sabiendo que D'os nunca antes se le había revelado a Iaacov). Pero en el segundo encuentro, 20 años más tarde, Iaacov sabía que él estaba siguiendo las instrucciones de D'os, y realmente él previó un encuentro con lo Divino.
Este crecimiento espiritual de Iaacov es recordado de una manera sutil en el texto. Después de su primer encuentro con D'os, él erigió una "matzevá", un pilar hecho de una sola piedra, en reconocimiento de su reunión con D'os. En esta última visita a Bet El, D'os le dice que construya un "mizbeaj", un altar compuesto de muchas piedras.
Rabí Samsón Rafael Hirsch (Alemania, siglo XIX), explica la diferencia entre estas dos maneras de servicio a D'os. El pilar de una sola piedra, una producción de la creación de D'os, simboliza la bondad de D'os hacia el hombre. Sin embargo, el altar construido por muchas piedras ensambladas por el hombre, refleja una orientación distinta. Simboliza la necesidad del hombre de inmiscuirse activamente en hacer actos que cumplan con la voluntad de D'os. Este es el significado detrás de los sacrificios que son ofrecidos sobre el altar; ellos simbolizan la necesidad de acercarnos a D'os y cumplir con Su mandato.
Cuando Iaacov salió en su viaje 20 años atrás, él prometió que si retornaría a salvo, él se dedicaría completamente al servicio de D'os. Ahora, que los años habían pasado, él regresó del exilio exitosamente, y había crecido enormemente en el campo de lo espiritual.
En ese momento, Iaacov estaba listo para comenzar un nuevo capítulo en su vida. No es sorprendente que D'os lo envió otra vez al lugar en el cual había comenzado su viaje, dándole la oportunidad de reflexionar sobre todo lo que había ocurrido durante esas dos décadas. D'os dejó esto bien claro, al recordarle a Iaacov que Bet El era el lugar "donde D'os se reveló a él cuando se escapaba de su hermano Esav" (Génesis 35:1).
Un capítulo de la vida de Iaacov, un capítulo que comenzó en Bet El, ahora está concluyendo. Y un nuevo excitante capítulo está por comenzar…