Temas de la Parashá
Vaikrá (Levítico) 21-24
Nuestra parashá habla sobre los siguientes temas:
Primera aliá (21:1-15): Las leyes de los cohanim (sacerdotes). Las leyes del Cohén Gadol (Sumo Sacerdote).
Segunda aliá (21:16 - 22:16): Los defectos de los cohanim. La pureza de los cohanim.
Tercera aliá (22:17-33): Los animales defectuosos y su sacrificio. Los animales permitidos para ser ofrecidos.
Cuarta aliá (23:1-22): El shabat. La fiesta de Pésaj. La ofrenda del omer. La cuenta del omer. La fiesta de Shavuot.
Quinta aliá (23:23-32): Rosh Hashaná. El Día del Perdón.
Sexta aliá (23:33-44): Las fiestas de Sucot y de Sheminí Atzéret (Simjat Torá). Las cuatro especies y la Sucá.
Séptima aliá (24:1-23): La mitzvá de encender la menorá (candelabro). El pan del Mishkán (Tabernáculo). La blasfemia y su castigo.
Comentario de la Parashá
"Estas son las fiestas de D'os, que ustedes deben celebrar como fiestas santas, en sus tiempos apropiados" (23:4).
En parashat Emor, en el capítulo 23 del libro de Vaikrá, encontramos en la Torá un resumen de las fiestas del calendario y los preceptos que en ellas debemos cumplir. Después del primer día de la fiesta de Pésaj, la Torá nos dice que debemos ofrecer una ofrenda llamada: "el sacrificio del omer". Esta ofrenda consistía en un omer (una medida determinada) de harina de cebada que debía ser ofrecida en el Templo de Jerusalem.
La Torá también nos ordenó contar la cuenta del omer y nos indicó que el día cincuenta, después del último día de la cuenta del omer, debemos celebrar la fiesta de Shavuot en la cual debemos ofrecer una nueva ofrenda:
"Y contaréis para vosotros desde el día siguiente al día de fiesta, desde el día que traigan el omer… siete semanas, completas serán. Hasta el día posterior al final de la séptima semana contarán cincuenta días, y ofreceréis una ofrenda nueva a D'os. De vuestras moradas traeréis dos panes… dos esronim [medidas determinadas] de harina serán, leudados los hornearás, primicias para D'os" (23:15-17).
Respecto de esta "minjá jadashá" (ofrenda nueva), la Torá nos dice algo que llama la atención: esta ofrenda deberá ser "jametz", es decir que antes de hornear estos dos panes, debemos dejar que la harina leude.
Este detalle de los dos panes de la fiesta de Shavuot es extraño, ya que al comienzo de parashat Vaikrá la Torá había dicho: "Toda ofrenda que ofreceréis a D'os no la harás leudada, pues todo leudado y toda miel no será ofrecida como sacrificio a D'os" (Levítico 2:11), lo que quiere decir que en general las ofrendas debían ser "matzá" (ázimas), es decir que no se debía dejar que la harina de las ofrendas leude. La pregunta, entonces, es: ¿por qué la Torá querría especialmente que la ofrenda perteneciente a la fiesta de Shavuot sea jametz, si en general ordenó que todas las ofrendas sean matzá?
La respuesta a esta pregunta la encontramos en las palabras del Ralbag (Rabenu Leví Ben Gereshón, 1288 - 1344), en su comentario a la Torá. Él nos dice que además de venir a recordarnos la rápida salida del pueblo de Israel de la tierra de Egipto, la matzá que comemos en Pésaj también sirve para que aprendamos otra gran enseñanza, por ser la antítesis del jametz.
En la fiesta de Shavuot recordamos la entrega de la Torá en el Monte Sinai. Al entregarnos Su Sagrada Torá, D'os se comportó con gran benevolencia con nosotros, ya que nos acercó a Su servicio para hacernos acreedores a la vida eterna en el mundo venidero. Sin embargo, el beneficio que nosotros como judíos hemos obtenido no fue sólo en el campo de lo espiritual, sino que como consecuencia de haber recibido la Torá, también recibimos todas las bondades materiales, como ser la posesión de la tierra de Israel y todas las demás bendiciones en el plano de lo material, ya que esas bendiciones vienen a causa de la providencia especial de D'os por Su pueblo Israel.
Antes de que las acciones y los pensamientos del hombre se perfeccionen a través de una profundización en el mundo de la Torá, el ser humano es un ser incompleto y se asemeja a la matzá (pan ázimo) que por no haber leudado no tiene tan buen gusto como un pan jametz. Pero después de perfeccionarse mediante el estudio de la Torá, la persona se convierte en un ser completo (en la medida de su esfuerzo y de sus posibilidades), así como el pan jametz es más sabroso que el pan ázimo.
Ese es el motivo por el cual D'os nos ordenó comer matzá en Pésaj y ordenó traer una ofrenda jametz en el día de la entrega de la Torá, a diferencia del resto de las ofrendas que debían ser matzá. Y este importante concepto que la Torá nos enseñó, nos ayuda a comprender también la esencia misma de la Torá, ya que ella no pertenece al conjunto de las cosas naturales que encontramos en nuestro mundo. Ella es sobrenatural, ya que tiene la propiedad de convertirnos en seres íntegros.
Así como los trabajos de la tierra sirven a la naturaleza y de alguna manera la complementan - ya que al sembrar la tierra obtenemos su fruto, mas en caso contrario no obtendríamos absolutamente nada - asimismo el potencial natural que tiene el hombre para llegar a la perfección dentro del marco de lo humano, saldrá al terreno de los hechos a través de la Torá, si éste la escoge en forma total y completa.
Así como las labores del campo que ayudan a la naturaleza son opcionales para el hombre - ya que si quiere trabaja la tierra y si no desea hacerlo no está obligado a hacerlo - asimismo ocurre con la Torá, pues cada judío tiene el libre albedrío para tomarla o dejarla (aunque será juzgado por ello).
Así como el pan es más completo si es jametz, así también el hombre será más completo si la Torá entró en su vida, y es por eso que debemos ofrecer una ofrenda jametz, en el día de la entrega de la Torá.