Rab. Shraga Simmons
Panorama

Parashat Nasó-18

First slide

La Individualidad dentro de la Estructura
Números 4:21 - 7:89

 

"Hay 70 caras en la Torá" - El Talmud.

Por ejemplo: la Torá dice que en el primer día, el príncipe de Iehudá, Najshón ben Aminadav, llevó un recipiente de 130 shekels de plata y una vasija de 70 shekels de plata (ambas llenas de harina), un cucharón para el incienso de 10 shekels de oro, y animales (3 de ganado vacuno, 6 carneros, 6 cabras y 6 ovejas).

La Torá continua contando los ofrecimientos de las 12 tribus en forma individual.

Sorprendentemente, la Torá repite exactamente la misma descripción doce veces. Cada uno de los doce príncipes donó exactamente lo mismo! Esto parece contradecir el principio básico de que la Torá nunca es superflua y no contiene ninguna letra demás (lo cual es la base para muchas enseñanzas talmúdicas). Debemos preguntarnos: ¿Por qué la Torá no relató solamente las ofrendas traídas por Najshón y luego dijo que las otras tribus llevaron exactamente lo mismo?!

La respuesta es que a pesar de que llevaron las mismas ofrendas, cada uno de los príncipes realmente llevó la suya, una ofrenda única. De hecho, hay un libro entero escrito, basado en el Midrash (Bamidvar Rabá 13:13), el cual detalla cómo cada príncipe llevó cada artículo por su única y específica razón.

Por ejemplo: el Midrash dice que cada príncipe llevó una vasija de plata que pesaba 70 shekels. Para un príncipe significó las 70 almas judías que bajaron a Egipto. Para otro significó los 70 jueces del Sanhedrín. Para otro significó las 70 naciones de mundo. Para otro significó la edad de Abraham Avinu - 70 - en el "Pacto entre las Partes" (Génesis 15), etc. El hecho de que la Torá repite 12 veces lo mismo forzosamente significa que a pesar de que hubieron 12 ofrendas idénticas, cada una de ellas estaba sellada con su propio significado especial.

Frecuentemente nosotros escuchamos la siguiente queja sobre el judaísmo: "¿Cómo yo puedo encontrar mi expresión única en un sistema que está tan demarcado con reglas y estructuras?".

Examinemos esta pregunta desde la perspectiva de un jugador de basketball: las reglas dicen que él tiene que hacer picar la pelota y no correr con la pelota en la mano, que no puede golpear a otros jugadores, que debe tirar la pelota dentro de un tiempo limitado, y que debe mantenerse dentro de los límites en todo momento. Tantas reglas y limitaciones!! Incluso tiene que ponerse un uniforme!!

Pero como toda persona que le gusta el basketball sabe, es a través de esta estructura que el jugador encuentra su más grande expresión. Michael Jordan es grande por lo que puede hacer dentro de las reglas. Son estas mismas reglas lo que le dan a él disciplina y dirección. Sin esa estructura, él no sería ni la mitad del jugador que él es.

Lo mismo es verdad con nuestra Torá. Nosotros tenemos una plegaria estructurada porque eso nos brinda el marco para que nos expresemos verdaderamente. Las palabras, precisamente articuladas por nuestros profetas, son las vasijas que nosotros llenamos con nuestros pensamientos y sentimientos personales. Piensa sobre esto de la siguiente manera: el sidur (libro de rezos) es la partitura, nuestra alma es la sinfonía, y nosotros somos los conductores. La música que nosotros hacemos es hermosa y única. A través de las reglas viene la liberación.

Con esta visión, podemos ahora entender un interesante Midrash de la parashá de esta semana. D'os dice: "Las ofrendas de los príncipes son tan preciadas para Mí como la canción que el pueblo judío cantó en el Mar de los Juncos" (El midrash aprende esta comparación de la palabra "zé" , usada en ambos casos: Éxodo 15:2 y Números 7:17).

En el Mar de los Juncos, tres millones de hombres, mujeres y niños, cantaron alabanzas a D'os y gritaron: "Zé Kelí Veanveihu" - Este es mi D'os y yo lo glorificaré. Pero el pasuk verdaderamente debería decir: "Zé Keleinu" - Este es nuestro D'os. ¿Cómo es que millones de personas pudieron decir es MI D'os personal?

En el Mar de los Juncos, cada individuo vió lo mismo, pero cada uno lo experimentó de distinta manera - hasta tal punto que cada uno pudo decir: "Este es mi D'os personal". Entonces el Midrash hace la comparación: así como el Mar de los Juncos fue una experiencia única personal, así también cada uno de los príncipes llevó una ofrenda única y personal.

La última de las 613 mitzvot recordada en la Torá es que cada judío debe escribir su propio rollo de Torá (Deuteronomio 31:19). De manera simbólica, esto significa que es nuestro desafío y privilegio desarrollar nuestra propia relación con la Torá. El Rashbá, Rabí Shlomo Ben Aderet (España, s. XIII) dice que cada judío posee un conducto espiritual particular, mediante el cual él canaliza el entendimiento de la Torá de una manera que se relaciona con su alma única. A través del marco de "la ley mosaica", nosotros construimos "la diversidad mosaica" que es el pueblo judío. Así como las estaciones en el dial de una radio: Todos podemos tener el mismo sistema de circuito pero el tono puede ser distinto.

Por supuesto, debe estar dentro de las reglas, pues si no es una captación defectuosa. Hay un pasuk hermoso en Deuteronomio 12:5: "Sólo en el lugar en el cual D'os escogerá poner Su Nombre tú debes buscar Su presencia y llegar hasta allí". La Torá nos está diciendo que el servicio a D'os no es arbitrario y no puede ser dentro de nuestros propios términos. La Torá nos da directivas eternas e inmutables para la expresión y la observancia judía. Y al mismo tiempo, cada uno de nosotros individualmente debe "buscar Su presencia". Cuando Abraham e Itzjak salieron en camino hacia la akedá (la atadura de Itzjak en el altar), ellos se dirigieron hacia un lugar específico que D'os había preseleccionado - y aún así ellos tuvieron que descubrir ese lugar por ellos mismos (ver Génesis cap. 22).

Frecuentemente, yo aliento a las personas a que viajen a Israel, diciéndoles que probablemente será la experiencia más profunda de sus vidas. Ellos preguntan: "¿Pero cuál será la experiencia?". No hay manera de responder esa pregunta porque, puesto que la experiencia es una experiencia de autodescubrimiento, por definición es distinta para cada individuo. Y es precisamente esto lo que la hace tan profunda.

En los tiempos bíblicos no había - intencionalmente - señalizaciones para llegar hasta Jerusalem - forzando así a cada persona a preguntar: "¿Dónde está Jerusalem?". El Rambán, Najmánides (España, s. XIII), explica esto metafóricamente:

Mediante el marco de la Torá y las mitzvot, cada uno de nosotros es ennoblecido al buscar y explorar el concepto de Jerusalem. Descubrir nuestra unicidad con D'os… dentro de las directivas formuladas por la Torá… en nuestra propia y única manera.

Shabat Shalom!!!