Adaptación Rav Gabriel Guiber
La Hoja

No. 224- Noaj-2

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EL QUE SIEMBRA, COSECHA ¿POR QUE?

  “Noaj se elevó con Hashem” (Bereshit 6,9)

  El rab hagaon Iejezkel Levintein ztz”l explica en su libro “Or Iejezkel - Emuna”, el significado de este versículo. De alguna forma, intenta mostrarnos la gran categoría espiritual de Noaj, expresada en su profunda fe en Hakadosh Baruj Hu. El Ramban se refiere al versículo 19 que relata la entrada de los animales a la Teba de Noaj y dice: es sabido que existían muchas especies entre los animales, entre las cuales, muchas eran tan o más grandes que los elefantes. También entre los reptiles había un gran número de especies y ni hablar de las aves, como escribieron Jazal: ciento veinte clases de aves impuras hay en el “este”, y las puras son incontables. Y era necesario traer a la Teba todas las especies, para que se reproduzcan y se conserven y ninguna deje de existir. Cuando juntamos todas, y además, comida para todo un año, no alcanza la Teba de Noaj ni tampoco diez como ella. Pero el milagro que se produce es que donde puede entrar poco, hacemos entrar mucho. Podríamos haber pensado que Noaj hubiera construído una Teba mucho más pequeña, y, entonces, apoyarnos enteramente en el milagro, que Hakadosh Baruj Hu haga entrar todo lo que haga falta en una pequeña Teba. Hashem Itbaraj ordenó hacer la Teba grande, para que las personas que la vieran, pregunten sobre ella, hablen sobre ella, y al escuchar que todos los animales, reptiles y aves deberían entrar en ella por causa del diluvio, podrían arrepentirse de sus pecados, y, de esa forma, sería posible anular el decreto del exterminio.

Y por otro motivo el Bore Olam ordenó hacer una Teba grande: para disminuir la magnitud del milagro, para ocultarlo, ya que así es la forma de proceder de Hashem en todos los milagros que están escritos en la Tora o en los Profetas: que el hombre haga todo lo que esté a su alcance, aunque no contribuya en nada, aunque sepa que es imposible lograr el objetivo buscado, Hakadosh Baruj Hu se encargará del resto...

Y podemos preguntar, ¿por qué el Bore Olam intenta ocultar o disminuir la magnitud de sus milagros? ¿Cuál es la finalidad del milagro? Simplemente, el milagro es solamente para nosotros, para que podamos pensar y aprender de ellos sobre la grandeza de Hashem Itbaraj. Además, no se le puede quitar a las personas la capacidad de elección, si el milagro es tan grande hasta el punto que nadie pueda dudar de lo evidente, ¿cómo Hakadosh Baruj Hu puede premiar al que cree fervientemente en El?

Por eso, el Bore Olam hace los milagros ocultándolos en parte, para que exista la posibilidad de pensar (en forma equivocada) que es algo natural, que no es un milagro, y así poder premiar a los que “eligieron” bien, reconociendo en cada respiración que Hashem está Presente, e interviene en todo momento...

En el caso de Noaj, aunque la Teba tenía ciento cincuenta metros de largo y cincuenta metros de ancho, resultaba pequeña para albergar a la gran cantidad de especies con sus alimentos para todo un año, por lo que este milagro no podría entrar en la categoría de “milagro oculto”. Pero, para poner a prueba a las personas, alcanzaba con saber que la Teba era “grande”, y no pequeña.

Si Hakadosh Baruj Hu hubiera ordenado a Noaj construir una Teba pequeña, no habría dudas sobre el milagro, pero, ya que Hashem ordenó construirla “grande”, aunque está a la vista que no es lo suficientemente grande, alcanza para que la gente pueda pensar que aquí no hay milagro, que es natural que todos los animales se “apreten” un poquito y puedan entrar... Quedando en las personas la posibilidad de “elegir”, que es el fundamento de la Creación...

Este ocultamiento lo encontramos también en la descripción de la construcción de la Teba. Hakadosh Baruj Hu le ordena a Noaj impermeabilizar la Teba recubriéndola con alquitrán por dentro y por fuera. Rashi explica que en el caso de la “canasta” que llevó a Moshe Rabenu por el río, alcanzaba con que tenga un material por dentro y alquitrán solamente por fuera, ya que las aguas del río eran “normales”, tranquilas, como las aguas de cualquier río de llanura, en cambio, debido a la fuerza de las aguas del Diluvio, era necesario “reforzar” la Teba, recubriéndola con alquitrán por dentro y por fuera.

Y la pregunta surge de inmediato, ¿en qué nos puede ayudar la cobertura interior y exterior? ¿Qué agrega la cobertura interior?

De acuerdo a la “naturaleza”, la Teba no tenía ninguna posibilidad de soportar el Diluvio, como encontramos en Jazal, que el agua del Diluvio “desintegraba” todo lo que tocaba. Por eso decimos, que la cobertura no era otra cosa sino una forma de encubrir el milagro. El ver como Noaj hacía que la Teba sea impermeable, daba lugar a equivocarse y suponer que no había aquí ningún milagro...

Otra cosa que se nos ocurre preguntar es ¿dónde estudió Noaj ingeniería? ¿Quién de nosotros puede tener los conocimientos, técnicas, fuerza y herramientas, para construir un “barco”, de solamente ciento cincuenta metros de eslora, y utilizando nada más que los árboles que encuentre a su alrededor?

Una estructura de ciento cincuenta metros necesita por lo menos, no derrumbarse en el primer intento, hacen falta vigas, columnas, algo no muy común en esos tiempos. Sin embargo, nadie puso en dudas la capacidad de Noaj para contruir un barco que se mantenga a flote con miles de animales a bordo y repleto de comida...

Este tipo de pruebas, con milagros encubiertos, las tenemos a diario. Cuando el “man” bajó de arriba, del cielo, todos estaban de acuerdo y aseguraban que se trataba de un gran milagro, algo maravilloso que demostraba la existencia del Bore Itbaraj.

Pero, cuando el pan sale de abajo, de la tierra, a nadie se le ocurre decir que esto está “supervisado” por Hakadosh Baruj Hu, es algo natural, es absolutamente natural que una persona plante una semillita, crezca trigo, que pase por una gran cantidad de procesos hasta convertirse en el pan que comemos todos los días... En verdad, no existe ninguna diferencia entre el “pan” que baja del cielo y el pan que “sube” de la tierra, todo es milagro, nada es natural!

Solamente existe la diferencia que nos pone a prueba. En el pan que baja del cielo no existe la posibilidad de equivocarse y en el que sube de la tierra sí existe esa posibilidad, por eso, todos los días comemos de este último, por eso Hakadosh Baruj Hu no nos hace descender el pan del cielo.

Aunque, de todas formas, que el pan suba de la tierra es igualmente milagroso a que el pan baje del cielo..., como está escrito en el libro “Jovat Halevavot”: vemos que de una semilla que sacamos de una espiga de trigo, florecen trescientas nuevas espigas, y en cada una de ellas hay otras treinta semillas. Esto nos dice que una semilla tiene la capacidad para reproducirse y formar diez mil nuevas semillas o casi... Y vemos a esa semillita tan pequeña y frágil, sin fuerzas, que se esconde, que no quiere mostrar su gran fuerza, ¿cómo puede llegar a multiplicarse por diez mil? Y lo mismo para cada una de las semillas...

Sólo el que no piensa se puede equivocar y pensar que todo lo que nos rodea es “natural” y que no hay milagros.

Y este es el “comportamiento” de Hakadosh Baruj Hu en toda la Creación. Cuando Creó el mundo y ahora, que lo “recrea” y renueva en cada instante.

Es sabido, que el sustento de cada uno de nosotros está establecido desde el Rosh Hashana que pasó hace un mes, hasta el próximo Rosh Hashana (Talmud Babli, tratado de Betza, 16), y ningún esfuerzo de nuestra parte (trabajar más horas, cambiar de trabajo) puede contribuir para aumentar la suma decretada.

Sin embargo, con un simple espejo, podemos “vernos” correr de aquí para allá, buscando la forma de ganar “un peso más”.

Nuestra obligación pasa solamente por un empujón, o un “impulso” o intención. Hakadosh Baruj Hu nos pide dar el puntapié inicial y El se encargará del resto...

Pero nos olvidamos de este concepto, y pensamos que todo está en nuestras manos, en nuestra inteligencia, en nuestra fuerza..., un minuto más, esperar otro cliente, hacer una nueva transacción, nos olvidamos...

El Bore Olam hace esto con la exclusiva finalidad de esconder el milagro, de no mostrar a todo el mundo, sin lugar a dudas, que El se encarga del sustento de cada uno y uno de nosotros, y no sólo de nosotros, sino también desde el piojo más chiquito hasta el más grande de los animales...

Todo para que podamos elegir, elegir entre el bien y el mal.

La comida que comemos es otro de los milagros, que demuestra que solamente con lo que sale de la “boca” de Hashem (con su orden), la persona puede vivir. Y en este caso también, para que exista la posibilidad de elegir, hay cosas no muy claras que pueden llevar al error.

Y muchos se preguntan para qué estamos en el mundo. Algunos para tener cada año una casa nueva o un automóvil cero kilómetro. Otros para la casa del fin de semana o para cambiar el vestuario en cada temporada.

Acabamos de descubrir que el hombre llegó al mundo para saber y entender que todo lo que ocurre es milagroso, y que lo natural no existe, no hay nada que sea natural, nada puede hacerse “solo”.

El hecho “natural”, lo que aparentemente es natural es lo que nos pone a prueba a diario. Así explicamos el versículo: Noaj se elevó... Noaj sabía que no tenía ni la fuerza ni la inteligencia necesarias, todo su patrimonio (hablamos en este caso de físico e intelectual) provenía de la ayuda de Hashem Itbaraj.

Por eso, porque supo reconocer que todo provenía de Hakadosh Baruj Hu, tuvo el mérito de recibir una cuota gigante de “Siata Dishmaia”. Como dice el profeta Ieshaiahu (cap.66,2): “...y Yo veré al pobre y al deprimido, que sienten temor de mis palabras”.

¿Quién siente temor de las palabras de Hakadosh Baruj Hu?, el pobre y el deprimido. Cuando una persona siente que no tiene fuerzas “propias”, que no puede alcanzar nada por sí sola, tiene un sentimiento que lo categoriza como “pobre y deprimido”, que solamente está a su alcance la posibilidad de “rezar”, de pedirle al Bore Olam, lo que significa “temer de mis palabras”, y esto lo hace merecedor del “Yo veré”.

Todo está enmarcado en el “elegirás la vida”: saber que Hashem es la fuente de todo, y el saber esto también es un regalo que nos da Hashem. Trabajar, esforzarnos para lograr conducirnos con la verdad, es nuestra finalidad, y el Bore Olam nos regalará de su “Siata Dishmaia”.

 

Lekaj Tov.

Leiluy Nishmat

Israel Ben Shloime   z”l

Lea (Luisa) Bat Rosa    Aleha Hashalom

Iemima Bat Abraham Avinu    Aleha Hashalom

Harabanit Shifra bat R. Biniamin  ?"?