Rav Osher Vais
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Las Siete Prosternaciones

Las Siete Prosternaciones Yaakov levantó los ojos y vio a Esav viniendo con cuatrocientos hombres. Y dividió a sus hijos entre Lea, Rajel, y las dos sirvientas. Puso las sirvientas y sus hijos primero, Lea y sus hijos después de ellos, y Rajel y Yosef al final. El pasó
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Las Siete Prosternaciones

Yaakov levantó los ojos y vio a Esav viniendo con cuatrocientos hombres. Y dividió a sus hijos entre Lea, Rajel, y las dos sirvientas. Puso las sirvientas y sus hijos primero, Lea y sus hijos después de ellos, y Rajel y Yosef al final. El pasó delante de ellos, y se inclinó siete veces antes de llegar a su hermano. Esav corrió hacia él, lo abrazó, se echó sobre su cuello, lo besó y lloró1. En la perashá de esta semana, nos enteramos de que Yaakov se prosterno siete veces antes de llegar a su hermano Esav. ¿Qué esperaba lograr con las reverencias? En Masejet Kidushin2 aprendemos:

Había una vez un demonio que atormentaba la yeshiva de Abaye. El demonio era tan poderoso que salía incluso a dañar a dos personas que entraban juntas, e incluso durante el día. (cuando Rav Aja llego a la ciudad) Abaye instruyó a la gente de la ciudad de no invitar a Rav Aja a permanecer en sus hogares. Para así verse obligado a dormir en la yeshiva, y en su mérito tal vez ocurriría un milagro, logrando que fuera asesinado el demonio. Rav Aja entró en la yeshiva, y se fue a dormir. De repente, el demonio apareció en la forma de una serpiente de siete cabezas y lo atacó. Él oró a Hashem pidiendo ayuda, inclinándose siete veces. Con cada prosternación, caía una cabeza del demonio, hasta que fue asesinado. El Sefer HaMakneh explica, basándose en el Maharsha, que las siete cabezas de la serpiente representan las siete fuerzas de impureza que la primera serpiente trajo al mundo. Cada vez que R' Aja se inclinó ante Hashem en la oración, subyugó a una de esas fuerzas. El Sefer HaMakneh añade que esta era también la intención de Yaakov Avinu, cuando él se inclinó siete veces antes de enfrentarse a Esav. Rashi explica que, aunque el odio de Esav para Yaakov es bien sabido, se sintió abrumado por la misericordia en ese momento, y besó a Yaakov con todo su corazón. El ángel de la guarda de Esav era el Satán, cuyo nombre (???) es igual en guematria (valor numérico) a la palabra serpiente (???)3. Antes de enfrentarse a Esav, Yaakov primero luchó contra su ángel y lo subyugó. Como resultado, Esav se inspiró para el arrepentimiento momentáneo, y él besó a Yaakov con todo su corazón.

Según esta explicación, Yaakov no se arrodillaba a Esav. Él se inclinó ante Hashem siete veces, y por lo tanto subyugó las siete fuerzas de impureza asociadas con el ángel de Esav.

Con esto podemos entender la enseñanza de la Guemará, que, si una persona no se inclina durante la oración de Modim en Shemoneh Esre, su columna vertebral se convertirá en una serpiente de siete años después de su muerte4. Estos siete años se corresponden con las siete cabezas de la serpiente primordial, y las siete prosternaciones necesarias para derrotarla. Si una persona no se inclina en sumisión a Hashem, fortalece el poder del mal en el mundo. Por lo tanto, su columna vertebral se convierte en una serpiente después de su muerte.

Inclinarse frente Hashem es el último símbolo de la sumisión y la obediencia a su majestuoso esplendor. Nada es tan eficaz como arrodillarse a Hashem, para eliminar las fuerzas del mal en el mundo, y volcar la misericordia divina sobre todos nosotros.

Los Sabios decretaron que al acercarse al Beit Ha-Mikdash, hay que inclinarse trece veces, correspondientes a las trece brechas que los griegos hicieron en las paredes del Beit HaMikdash5. Las brechas en la pared del Beit HaMikdash, eran de hecho brechas en los corazones y las almas de la gente Yehudi. Los griegos quisieron anular los trece pilares de nuestra fe, influenciándonos con sus filosofías heréticas e idolátricas. De esta manera, esperaban derrocar a toda la estructura espiritual de Klal Israel. "graven en los cuernos de un toro, que no tienen parte en el Di-s de Israel", nos ordenaron. Pero inclinándonos trece veces a Hashem, en reconocimiento de su grandeza, corregimos las trece brechas en el muro de nuestra fe. Más que cualquier otro tipo de servicio Divino, la inclinación representa la sumisión total, y la simple Emuná (fe). Estos fueron los rasgos que ayudaron a nuestros antepasados a resistirse a la influencia de los griegos.

La importancia de ceder a Hashem se destaca por el siguiente Midrash:

Rabi Itzjak dijo: Todo es por el mérito de una reverencia. Abraham regresó de Har HaMoriah, sólo en el mérito de una reverencia, como está escrito6: "Vamos a arrodillarnos y volver a vosotros".

Bene Israel se redimió sólo en el mérito de una reverencia, como está escrito7: "La nación creyó ... y se prosternaron y se inclinaron".

La Torá fue dada sólo por el mérito de inclinarse, como está escrito8: "y se inclinarán desde lejos".

Las oraciones de Jana fueron contestadas en el mérito de una reverencia, como está escrito: "Y ellos se inclinaron a Hashem allí".

 Los exiliados se reunirán en el mérito de una reverencia, como está escrito9: "Y será en aquel día, que se tocará con un gran shofar ... y ellos se inclinarán a Hashem en el monte santo en Yerushalaim".

El Beit HaMikdash fue construido en el mérito de una reverencia, como está escrito10:

"¡Alabado Hashem nuestro Di-s, y la prosternación a su monte santo”!

Los muertos serán resucitados en el mérito de una reverencia, como está escrito11: "Venid, inclinémonos, y arrodillémonos ante Hashem, nuestro Creador."

 

FUENTES

____________

1 Bereshit 33:1-4

2 Kiddushin 29b

3 Las reglas de guematria permiten una diferencia de uno entre las palabras comparadas, ya que además del valor de cada letra, cada palabra también puede contar como el número uno.

4 Baba Kama 16a

5 Midot 2:3

6 Bereshit 22:5

7 Shemot 4:31

8 Shemot 24:1

9 Yeshaya 27:13

10 Tehilim 99:5

11 Tehilim 95:6



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