Rav Yehuda Levi
Januca

Luces de Paz

Luces de paz Mientras abrimos a diario los periódicos, y recorremos los titulares que destacan casi en forma permanente los brotes de violencia típicos de nuestra convulsionada era, el objetivo de la paz ocupa el lugar de máxima prioridad en nuestras mentes. Todos oramos por
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Luces de paz

Mientras abrimos a diario los periódicos, y recorremos los titulares que destacan casi en forma permanente los brotes de violencia típicos de nuestra convulsionada era, el objetivo de la paz ocupa el lugar de máxima prioridad en nuestras mentes. Todos oramos por el día que una verdadera paz habrá de dar tranquilidad a la tierra de Israel y al turbulento mundo en que nos ha tocado vivir. Sin embargo, a fin de asegurar esta posibilidad que todos esperamos, resulta imprescindible el iluminar la abrumadora oscuridad que prevalece en nuestra sociedad, de modo que nuestras perspectivas resulten claras y bien definidas.

La función de traer la luz y la paz al hogar, se le ha otorgado específicamente a la mujer judía a través del encendido de las velas de Shabat y de las demás festividades judías. Januká también es una \"festividad de luz\" en la cual cada miembro de la familia enciende la Janukiá, el candelabro de ocho brazos, durante las ocho noches consecutivas de la fiesta.

¿Qué relación encontramos entre las velas de Shabat y las de Januká? Estos dos preceptos que están relacionados con la luz. Sin embargo, uno se relaciona con la paz en el hogar, la luz hacia el interior; y el otro con la paz en el mundo, la luz hacia el exterior. Sin embargo la Halajá (ley judía), fija que si uno sólo tiene velas para cumplir uno de los dos preceptos, las velas de Shabat tienen prioridad, en virtud de la paz del hogar.

La paz, como explica Maimónides, fue privilegiada con gran importancia, pues toda la Torá fue entregada con el propósito primario de traer paz sobre el mundo, así como está escrito \"sus caminos son caminos placenteros y todas sus sendas son paz\" (Mishle 3:17)

Iluminar el exterior

Al examinar el contraste entre las luces del Templo de Jerusalem y las luces de la Janukiá que prendemos hoy en día, encontraremos algunos rasgos de distinción entre ambas.

Las luces del Templo, las de la Menorá, se encendían en el interior del Santuario durante el día, cuando afuera todavía había luz; las de Januká al contrario las encendemos en el exterior del hogar comenzando su tiempo cuando se pone el sol.

Estas diferencias espacio-tiempo también están relacionadas con las disticiones ideológicas que separan a ambos tipos de encendido.

Las luces de la Menorá del Templo eran encendidas en un lugar donde la Presencia Divina se manifestaba con toda su fuerza, ahí prevalecía sólo lo espiritual.

Los Griegos, perturbaron la parte espiritual, todos sus decretos tenían como propósito mostrar y resaltar lo físico, lo corporal, mostrar y recalcar la desnudez del cuerpo. Así, buscaban eliminar toda la parte espiritual e interna que hay en él. Entre otras cosas prohibieron el cumplimiento del Shabat, prohibieron el Brit Milá y el estudio de la Torá. En las velas de Januká , su lugar y momento de encendido indican que a ellas se les ha conferido el Divino poder de iluminar incluso el exterior, incluyendo la oscuridad de la noche, la oscuridad espiritual de nuestra tan prolongada Galut (exilio) en la cual aún nos encontramos.

Al traer la luz espiritual de vuelta, incluso los vestigios más pequeños de oposición a la Torá son erradicados y destruidos. Vemos hoy con orgullo como en todos los hogares judíos alrededor del mundo éstas velas irradian con calidez ese mensaje de esperanza y fe en la continua existencia del pueblo judío. Ahora podemos tratar de entender por que las velas de Shabat a pesar de la importancia que tiene Januká, son primordiales.

El encendido de las velas de Shabat, no sólo persigue la iluminación de la mesa, sino que forja un nexo de paz y armonía dentro del hogar, de modo que todos sean encaminados a una meta común.
Este aspecto de paz también se expresa en la relación marido y mujer, por cuanto que hacemos referencia al Shalom Bayit, la paz hogareña, o en otras palabras, la paz con el hogar, ¿quién es el hogar?, la mujer.

Sin paz no hay hogar, sin hogar no puede haber continuidad en el pueblo judío. Las velas de Shabat son el espíritu que nos quisieron sacar los griegos, la Menorá de nuestros días, alumbra adentro en el hogar, e irradia su luz hacia fuera.



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