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Para Reflexionar Juntos

Y el medico dice ¡NO SE!

En un artículo aparecido en la prensa, un medico israelí, cuenta como se ha estado sintiendo durante el año pasado. …Después de tantos años de estudio y experiencia en el trabajo clínico, dice el Dr., hemos llegado al año 2020 y la mayor&iac
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En un artículo aparecido en la prensa, un medico israelí, cuenta como se ha estado sintiendo durante el año pasado.

…Después de tantos años de estudio y experiencia en el trabajo clínico, dice el Dr., hemos llegado al año 2020 y la mayoría de las veces tengo que explicarle a mis pacientes que no lo sé, no se la causa, no se los síntomas, no se los tratamientos…¡NO SE!….

Me tomó algún tiempo. Al principio, todavía citaba las pautas médicas de manera decisiva. Poco a poco me di cuenta, que la solicitud de un paciente que ahora suena infundada, podría convertirse en una guía clínica sobre la que actuaremos en unas pocas semanas.

“Doctor, ayer me vacunaron y a medianoche me sentí como mareado, cansado, sin fuerzas, con escalofrío y emocionalmente sin animo, ¿es esto acaso una reacción a la vacuna?” me preguntaron.

Las clínias están abandonadas y las salas de espera vacías, nadie se atreve a venir…  Esta es la soledad de un médico de familia en el periodo de la Corona…

¿Quizás es psicosomático, o… realmente le tenemos miedo al contagio? Ni siquiera las mejores mascaras dan la respuesta para acercamos a una consulta. ¿Acaso tenemos miedo o somos “cautelosos”?

!No se cómo lidiar con las quejas y los dolores inexplicables!

La medicina ha existido y evolucionado desde los albores de la historia humana. Desde el principio, la base de la medicina fue la experiencia, incluso antes del uso de métodos de investigación claros y de observaciones científicas.

Los tratamientos exitosos se transmitieron a la siguiente generación que los continuó mientras intentaba tratar nuevas herramientas y remedios para otras enfermedades.

Una serie de descubrimientos históricos en los últimos 150 años, han dado forma a nuestra comprensión de las enfermedades, el tratamiento, la curación y la salud tal como se los percibe hoy en día.

El descubrimiento de bacterias por Louis Pasteur y su conexión con las enfermedades, llevaron a descubrir la importancia del lavado de manos para reducir las infecciones. Luego el tratamiento de las infecciones con penicilina descubierta por Alexander Fleming. También la invención de los rayos X y el uso de la anestesia descubierta por William Thomas Morton, nos han permitido la mayoría de las prácticas clínicas que usamos hasta el día de hoy.

El conocimiento médico se acumula año tras año, lentamente, nivel tras nivel, mientras se mantiene la ética profesional y la seguridad del paciente.

Incluso en enfermedades infecciosas tiene la medicina un conocimiento, una experiencia y un éxito considerable.

Enfermedades como la neumonía, la meningitis o las enfermedades venéreas, que hasta hace unas décadas se consideraban mortales, ahora se tratan con antibióticos que se pueden adquirir en cualquier farmacia.

En muchas enfermedades se sabe quién las está causando, como se desarroyan, cuál es el tratamiento efectivo y cuál es el curso de acción esperado de los remedios prescritos por el medico.

Una simple infección del tracto urinario responderá a una sola dosis de antibióticos orales, mientras que una infección de una válvula en el corazón, solo responderá a seis semanas de tratamiento intravenoso. La infección de la piel, como la celulitis, responde bien al tratamiento con antibióticos, mientras que el tratamiento de un absceso subcutáneo a menudo requiere drenaje quirúrgico.

Todo esto esta en el marco del control y de la experiencia, para lograr el éxito en los tratamientos clásicos.

Pero “de repete” aparece… El virus que destruye la ilusión del control, el “nosotros somos expertos en como tratarlo o combatirlo”, ¡desaparece!

“De repente” aparece un virus que socava la ilusión de control y lógica de quienes están involucrados en la medicina.

¿Es una biología diferente o es el ritmo de los acontecimientos lo que nos confunde?...

Para darnos cuenta como la “naturaleza” cambió, citaremos el siguiente estudio científico:

“Entre esas investigaciones surgió la de un grupo de científicos de la Universidad de Aix-Marseille Université de Francia, quienes se mostraron sorprendidos por la resistencia a las altas temperaturas que mostró el coronavirus SARS-CoV-2, cepa que provoca la enfermedad de corona.
Los encargados de la investigación sometieron cepas del patógeno a 60 ºC de calor durante una hora y no consiguieron matarlas todas. En su informe revelaron que estas cepas tienen la capacidad de replicarse a pesar de ser sometidas a dicha temperatura.”

En menos de un año se detectó y se analizó el virus, encontrándose  una vacuna con la cual se vacunaron millones pero, ¿acaso esta es la respuesta?. Y con toda la admiración por el ritmo de desarrollo, hay bastantes cosas incomprensibles…

Después de veinte años de estar sentado cómodamente y con confianza en una silla del médico en una clínica, como un profesional que reconoce sus habilidades y es consciente de sus limitaciones, de repente se produce aquí una agitación global que devora algunos diagnósticos simples y movimientos clínicos que conocíamos, causándome decir demasiadas veces a mis pacientes, ¡NO SE!

No son días fáciles para mí, tanto profesional como emocionalmente, los esquemas se han roto.

El flujo de información, real e imaginaria, médica y social, me inunda como a toda la población del mundo.

Las cuestiones sociales y políticas se entrelazan con las cuestiones biológicas y epidemiológicas en lo que parece ser un vórtice. Un remolino que cambia mi lugar de trabajo de un lugar estable y claro, 'lo sabe todo', a un lugar de preguntarse y hacer preguntas, un lugar de incertidumbre.

¿Y ahora qué, acaso podemos echarle la culpa a la sopa de murciélago que el chino se comió esparciendo el virus por todo el mundo?!!!!

Podemos entender que acá hay una crisis mundial, la seguridad no existe, no tenemos miedo fundados, no sabemos donde esta nuestro enemigo, y como nos puede atacar. No podemos confiar en nosotros mismos…

No tenemos en quien confiar sino en nuestro Padre celestial, El nos mandó el mensaje, ahora de nosotros depende como vamos a reaccionar para cumplir con Su voluntad.

Como nos relata este médico, todos los patrones se han quebrado, y ahora nadie sabe que hacer… se vislumbran algunas  soluciones, pero tal vez el tiempo también mostrara que fueron muletas débiles… Be ezrat HaShem que no.

Le Preguntaron al Rav Avigdor Miller zz”l:
Dice en la Guemará en Brachos 10a, que una persona nunca debe perder la esperanza y nunca debe dejar de pedirle misericordia a Hashem, incluso si una espada afilada está sobre su cuello. Entonces mi pregunta es: ¿Por qué Hashem está poniendo la espada afilada en el cuello de esta persona en primer lugar?

Y su respuesta es:  
Hashem pone la espada en el cuello de una persona para que pida por rajamim, por misericordia. Y para que el deba pedirle misericordia a Hashem. El mayor logro de la vida no es vivir en sí mismo. ¡Oh no! El mayor logro de nuestras vidas es la emuná, creer en Hashem y volvernos cada vez más conscientes de Él y que todo lo que sucede es por Su designio.

Entonces, si un hombre tiene una espada afilada en el cuello y ahora le grita a Dios por esto, es un éxito. ¡Ese es su éxito! ¡Lo que suceda posteriormente no es importante! Simplemente vivir, simplemente seguir viviendo, sin un propósito, no es importante. Lo importante es llamar, clamar a Hashem.

Es un gran éxito el pensar: '¡Estoy llamando a Hashem!' Tengo conciencia de Hashem: ese es el éxito de una persona y es por eso que Hakodosh Boruch Hu hace que sucedan las cosas.

La enfermedad se apodera de las personas con el propósito de estimularlas a llamarLe, a rezarle a Hashem. Ahora, si se curan, son muy felices. Pero ese no es el único éxito. El éxito fue que por ésto, le clamaron a Hashem, y éste es el verdadero éxito.



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